Hubo nervios, algunos chispeos, nubarrones y muchas llamadas al Centro Meteorológico. El Martes Santo amaneció con lluvia, comió con incertidumbre, merendó con miedo y cenó de forma esplendorosa, con los seis platos previstos que satisficieron los paladares más exquisitos. Salir en procesión se ha convertido este año en un pulso al clima. Las cambiantes predicciones dejan poco margen de maniobra a la hora de tomar una decisión. Las cofradías del Martes Santo se enfrentaron a esta incertidumbre y vencieron, aunque sobre las seis y media de la tarde todo pendió de un hilo.

Rocío | Espectacular

Vencieron al miedo y a la lluvia. Vencieron a los prejuicios. Vencieron a la arquitectura y al espacio. La cofradía del Rocío estuvo fuera de todo parámetro en la tarde y noche de ayer. Como muestra está ese punto de su recorrido procesional que se ha convertido en cita obligada de muchos malagueños. La entrada en la calle Echegaray y la doble curva para entrar en Méndez Núñez. Parece que las esquinas se pliegan sobre sí mismas lo suficiente para dejar paso a los tronos del Nazareno de los Pasos y a la Virgen del Rocío. Las petaladas se suceden, las marchas animan a portadores y espectadores, que asisten a un momento difícil de transmitir en estas líneas. Hay que vivirlo. Encontrarse con los tronos frente a frente y dejarse llevar.

Pero comencemos por el principio. Calle Puerto Parejo. Tres y media de la tarde. Mucha gente mirando la gran puerta roja de la casa hermandad. Cerrada. Las nubes pasan perezosas y amenazantes. Un nazareno de la sección del Cristo se acerca. Llama tres veces y se abren los batientes. La cruz guía se planta en la calle entre aplausos y la esperanza en que este Martes Santo será especial. La Banda de Cornetas y Tambores Santa María de la Victoria inicia la procesión con la marcha Rocío.

Dentro de la casa hermandad, el que ha sido comisario de la cofradía durante los difíciles meses previos a la Cuaresma, Carlos Ismael Álvarez, dio los primeros toques de campana que levanta ambos tronos, que se mecen al unísono. Poco a poco el trono del Nazareno inicia su salida. Lenta, elegante, recreándose en el movimiento, al ritmo de la marcha Señor seguimos tus pasos, de la Asociación Musical Vera+Cruz (Campillos). Este Nazareno es imponente y ha ganado prestancia con el monte de corcho, que con el paso de la procesión y las petaladas terminó como si fuera un manto de flores a sus pies.

El trono de la Virgen del Rocío se movió dentro del salón de tronos para iniciar la salida, tras una larga fila de nazarenos blancos, con 150 velas y más de 140 niños. La Banda de la Paz acompañó la primera curva con Azahar victoriano. La entrada en el Altozano se hizo entre un mar de personas dispuestas a cada lado del recorrido. La exigente subida se hizo con Estrella Sublime y Aniversario macareno paso firme y algunas gotas de lluvia que hicieron temer lo peor y que, al final se quedaron en una anécdota.

Luego le llegaría el primer chaparrón de verdad, de los muchos que recibió en toda la noche. Pero no de agua, de pétalos. Uno tras otro. Flores y flores a una de las devociones más populares de la ciudad, que además lucía de forma espectacular en un trono arreglado de forma exquisita.

Nueva Esperanza | Una cofradía popular

Nueva Esperanza es una de esas cofradías que, pese a su corta vida (1977), ya tiene una forma clara de hacer las cosas que es reconocible para toda la Málaga cofrade, transmite un mensaje concreto que refleja a la perfección su hermano mayor, Francisco Benítez: «Somos una hermandad luchadora, con mucho ímpetu». Así contestaba tras ser preguntado sobre las posibilidades de que la lluvia los dejara encerrados en casa sin hacer estación de penitencia: «Lo que nos dicen las predicciones es que iba a levantar dentro de un rato, pero aguardaremos hasta el último cartucho». Eran la segunda de la tarde en salir, a eso de las 15.45 horas, y tenían por delante el recorrido más largo de la Semana Santa, ya que el encierro estaba previsto a las cuatro, pero, al contrario de lo ocurrido en 2011, cuando tuvieron que darse la vuelta frente a la casa hermandad de Zamarrilla, esta vez pudieron completar el recorrido.

A eso de las cinco y media de la tarde, rompía el silencio en una atestada calle Mármoles la Banda de Cornetas y Tambores Amigos de la Música de Antequera con dos magníficas marchas interpretados en la ermita de la Zamarrilla: Esperanza gitana y Silencio Blanco. Mucha gente se agolpó a ambos lados de la calzada para seguir a esta populosa hermandad, ejemplo de orden y rigor en la estación de penitencia sin perder su esencia popular, algo que se aprecia con perspectiva en Mármoles. Cuando el Nazareno del Perdón llegó a la altura de Zamarrilla, comenzó a chispear con cierta continuidad, justo en el punto en el que tuvieron que volverse el año pasado, pero no suele haber dos iguales y el aguacero amainó.

Hasta esa zona, iban a paso rápido, pero al llegar a esa altura empezó la mecida lenta, suave, esa típica de Nueva Esperanza, y con dos marchas el público se entregó: Reina y madre de la Salud y Caminando va por tientos en la madrugá. Allí se realizó la tradicional ofrenda floral. La estética, una vez más, se impuso y en las retinas se grabó una estampa inigualable. Detrás, la Virgen de Nueva Esperanza se acercaba también a paso rápido que se convirtió en pausado a las puertas de Zamarrilla: la candelería encendida y el exorno floral, muy sobrio y elegante, hicieron el resto; detrás, la Banda de Música de Jesús Nazareno de Almogía, dirigida por el incombustible Paco Haro, que interpretó para la ocasión Coronación de la Macarena. Una saeta cerró el paso de la dolorosa por este punto, coronado con vivas a la Virgen y muchos aplausos.