­Cinco años de un acierto. Eso, entre otras muchas cosas, celebraba ayer la cofradía del Rocío. Y es que hace un lustro que la corporación del Martes Santo decidiera dejar de salir pasadas las ocho de la tarde para cerrar la jornada y encerrarse a las cuatro de la madrugada y hacerlo, por contra, en torno a las tres de la tarde para acabar su recorrido antes de la media noche. Un simple cambio de horario y qué acierto, porque si la noche le daba un sello a esta corporación victoriana, el día le da otro igualmente irrepetible: el juego de la luz con el dorado del trono del Señor de los Pasos o con las inmaculadas bambalinas o el manto de la Virgen, los mil matices de sus destellos, la llegada a la Tribuna de los Pobres cuando el sol aprieta... hay tanto que contar que una crónica se queda corta. Ayer, Málaga coronó, como siempre la primera, a su Novia.

Y la coronó antes de que se haga el acto oficial de su coronación canónica el 12 de septiembre, porque el Martes Santo de 2015 fue el gran ensayo general de lo que ha de venir cuando el verano se empiece a ir, un reconocimiento a una de las imágenes marianas más queridas por los malagueños. Un ensayo general. Esa idea la repitieron varios nazarenos al cronista. Luego, hablaban de que el Martes Santo siempre es el día grande, como para no desmerecer la procesión, que, por otro lado, sirvió para palpar, para comprobar cómo se vuelca la ciudad con ese nazareno que ha caído ya tres veces y se apoya dulcemente en las piedras del camino y con su Madre. El trayecto entre Mariblanca y la Tribuna de los Pobres, pasando por Carretería con un sol de justicia, fue sencillamente espectacular. Algunos espectadores decían «Ella va comiéndose la calle», lo que da una idea del buen hacer de los hombres de trono y sus mayordomos.

Delante, abriendo el cortejo tras la cruz guía, la Banda de Cornetas y Tambores Santa María de la Victoria. Para entrar en Carretería desde Mariblanca, Nuestra Señora de la Caridad. Para abrir la procesión, Rocío, y para avanzar en esa vía, Nazareno de la Victoria. Todo parecía anunciar que este Martes Santos es el último que sale la Virgen del Rocío sin coronar. «Es el gran preparativo», dice un nazareno. El paso por Carretería es apoteósico, ya que a medida que el Señor de los Pasos gana terreno se incorpora más público, hasta romper la tarde con su llegada a la Tribuna de los Pobres. La banda rasga el silencio de la tarde con Reo de Muerte. No se ha escrito una marcha más bonita. Detrás, cientos de nazarenos morados y luego Él, este año con la túnica que Eloy Téllez concibió burdeos para el nazareno. Con un monte de claveles y un perímetro circundado con una inmensa corona de espinas.

Dicen que las mesas de los dos tronos han ensayado esta cuaresma. «Esta gente se come los varales», explica un penitente. Eso se nota. La curva para entrar en Carretería la hace con Beso y Traición, sin parar. Al llegar a la Tribuna de los Pobres, la emoción se desborda: tres saetas. El capataz de cola dice a sus hombres. «Viva la Semana Santa de Málaga, que es la mejor del mundo». El trono mira a su pueblo en una imposible maniobra. Vivas y pulsos. La Agrupación Musical de la Vera+Cruz de Campillos engarza cuatro marchas, empezando por Consuelo Gitano y, cómo no, Clámide púrpura. Luego tres pulsos y el éxtasis. Detrás venía Ella con la Banda de Música de la Paz. Impresionante el trono meciendo con el solo de flautín de Reina de Triana a las puertas de la Tribuna de los Pobres. La gente grita «Rocío, Rocío». Luego el trono hace la infinita curva para poner a la dolorosa cara a cara con Málaga y público y hombres de trono rezan el ave María mientras la banda interpreta Encarnación Coronada. Acto seguido, varios pulsos y miles de vivas. Otro momento cumbre mientras el sol dibuja mil y un matices jugando con las bambalinas y el palio de la Virgen. Luego hubo otros dos instantes destacadísimos: la curva de entrada a Echegaray, de cuya primera trazada se cumple también un lustro; y el paso por la tribuna oficial, donde el cantaor Juan Francisco Ríos interpretó una saeta alusiva a la coronación de la Reina de la Victoria, que será oficial en septiembre, aunque Málaga la coronó ayer, como hace cada Martes Santo.