La hermandad de Nueva Esperanza ya se dirige al Centro de Málaga. Hacia las 4 de la tarde, esta cofradía señera, de barrio, con cientos de nazarenos, ha vuelto a desafiar a la distancia: no hay nada que estos cofrades incansables dejen de conseguir.

El barrio se vuelca con ellos, llenando de verde y morado sus largas calles, porque lo recogido llega después, al llegar al centro y de vuelta por las calles de Gamarra. La gesta de estos cofrades es inigualable. Los portadores sacan fuerzas de donde no quedan, mientras que los nazarenos aguantan estoicamente el capirote: hay que iluminar al Señor del Perdón y a la Virgen de Nueva Esperanza.

Las cornetas y tambores que acompañan al Señor, las de Ecce Máter de Cádiz, han regalado al público asistente a la salida y al recorrido del barrio lo bonitos sones de Perdona a tu Pueblo, tocada a la salida justo después del Himno Nacional. Haciendo barrio no han querido defraudar y, sólo unos metros más allá de su parroquia de San Joaquín y Santa Ana, han dado un verdadero espectáculo. Mientras sonaba Ángelus Domini, los portadores, bajo las órdenes de sus capataces, han hecho vibrar a los asistentes. ¡Cómo se mueve el nazareno! ¡Cómo ha bailado! Una verdadera exhibición la de esta joven hermandad, que saca a su titular por segunda ocasión este año hasta el Centro, tras haber sido el nazareno elegido para el Viacrucis de la Agrupación que enciende la mecha de la Cuaresma. El 3 de marzo necesitaron acortar metros, el cielo mandaba. Hoy, sin embargo, el enemigo es el sol, que ha subido los grados y las largas avenidas hasta llegar al recorrido oficial no les van a procurar sombras. Pero el público no ha perdonado, Nueva Esperanza es Nueva Esperanza.

Por su parte, el trono de la Virgen, cuya estética ha mejorado mucho con los años, lleva un exorno floral variado y elegante, dando movimiento al trono, que casi no se mece, sino que se balancea, como una barquita marinera. Las velas rizadas completan un precioso conjunto que gana enteros, demostrando que los barrios también aportan, no solo fieles o espectáculo, sino calidad y elegancia. Al salir ha sonado el Himno Nacional y, a continuación, Coronación de la Macarena. Después, con María Santísima de Nueva Esperanza, la banda de Consolación de Huelva ha contribuido a poner el vello de punta a los vecinos de Nueva Málaga. Otro trono que no avanza sin más. Bravo.

Por delante quedan horas de recorrido hasta que pasadas las 2 de la mañana esta hermandad vuelva a su barrio. Una vez allí, el tiempo se detiene. Nueva Málaga es su casa y ahí ya no caben relojes ni prisas, sólo ganas de disfrutar. Y no por estar lejos o ser tarde se ven solos, todo lo contrario. La tarde y la noche del Martes Santo este barrio se llena de malagueños que no quieren perderse uno de los encierros más emotivos de nuestra Semana Santa.