La hermandad del Cristo de la Agonía y la Virgen de las Penas ha iniciado su recorrido procesional poco después de las cinco y media de la tarde desde el oratorio de Pozos Dulces, un recoleto enclave malagueño en el que ha habido mucho público. Las Penas ha impuesto el silencio prácticamente desde que se han abierto las puertas, ese es su sello característico, además del orden, el rigor, la contención.

Las filas de nazarenos del Señor se han hecho a la calle con Cristo de la Agonía y poco a poco la procesión ha cogido su tradicional empaque característico. Al poco tiempo, ha iniciado la compleja maniobra de salida los hombres de trono del Señor de la Agonía, que lucía imponente sobre un monte de claveles rojos. La Banda de Cornetas y Tambores ha interpretado el Himno Nacional y, acto seguido, Santa Caridad para avanzar hacia Pozos Dulces y trazar una curva que requiere de toda la pericia que sean capaces de reunir mayordomo, capataces y portadores. Aunque ha habido un silencio muy respetuoso, el público ha agradecido la marcha con un sonoro aplauso. La curva la han culminado, por cierto, con la marcha Maestro.

Si algo define a esta cofradía es el manto de flores de la Virgen de las Penas, una tradición que se remonta a 1944. Este año, el manto está inspirado en diseño propio de la hermandad que emula las bóvedas de la Catedral. Díez jardineros municipales han trabajado durante cinco días a destajo para culminarlo: está hecho sobre una base de ciprés y con más de cuatro mil margaritas y rosas blancas pinchadas. El diseño se hizo a escala y luego se pasó a tamaño real.

Iba exornada con mucho gusto, con rosas blancas en las ánforas y rosas pitiminí. La Unión Musical Utrerana ha interpretado el Himno Nacional y, acto seguido, la marcha dedicada a la advocación de la dolorosa para avanzar hacia la curva con Pozos Dulces. La curva de salida ha sido muy aplaudida por los incondicionales de esta cofradía, conscientes de que es difícil ver en la calle una hermandad con este sello tan característico.

Antes de continuar con su intentarlo, se le ha cantado una saeta a la imagen, cuyos hombres de trono se han tenido que emplear a fondo para trazar la curva de entrada a Pozos Dulces. Si uno no lo viera, no creería que un trono cabe por esa estrechas y recoletas esquinas, pero sí. La maniobra se ha ejecutado a la perfección con la marcha Cuánto te amaba.