Antoñito ¿dónde estás?... Demonio de niño, ¿dónde se habrá metido?. Antonio vámonos ya, que van a cerrar la capilla."

Milagros buscaba a su hijo de cinco años por todos los rincones de la capilla de Zamarrilla en la calle Mármoles, el mismo día que se iba a realizar el traslado de las imágenes a su Casa Hermandad. Antoñito no aparecía. Eran ya varios hermanos los que buscaban al Niño perdido... y hallado... en el templo.

Antonio asomó sonriente por el faldón del trono de traslado. Ya en la calle se ganó la regañina de su madre: "No gano para disgustos contigo, vamos... habla... di algo... ¿te has quedado mudo?"

Muda se quedó Milagros cuando Antoñito le dio a su madre una esplendorosa rosa roja. "Toma mami, me la ha dado para ti un hombre que estaba escondido bajo el manto... uy, si la rosa antes era blanca... ¡qué cosas!