El Miércoles Santo comienza con propuestas cofrades que buscan la medida, la contención y la sobriedad. La elegancia de los detalles, con el mensaje apoyado en pequeños signos. Continúa con la Pasión resumida en cuatro tronos y se expande en grandes tronos que son el cénit del barroquismo, donde la única medida es la falta de medida para llegar a tocar la fibra sensible. El cierre es la mezcla de estas dos propuestas, ambas válidas, ambas complementarias. Expiración coge ambas ideas y ha construido la cofradía con los detalles y la contención por bandera, pero con unas medidas que sobrepasan la escala humana.

Mediadora es aire fresco para la Semana Santa. Jóvenes, atrevidos, formados y valientes. No se asustan de la distancia ni de un recorrido poco glamouroso en su mayor parte. Buscan la Catedral con ahínco y proponer su Semana Santa con elegancia. Tienen mucho recorrido por delante, pero el mapa lo tienen bien dibujado. La calle Cañón ha sido redescubierta por ellos y es de suponer que en este segundo año serán muchos los que se peleen por coger un hueco.

También sobria es la propuesta de Salesianos. El negro, el sabor añejo en su estampa, un grupo escultórico lleno de diálogo, sentido y mensaje. Salesianos funciona como un reloj. Cuenta con muchas familias salesianas detrás, que imprimen el carácter de este movimiento a cada detalle de la procesión, que alcanza su momento clave en la estación en la Catedral.

Fusionadas es casi una Semana Santa en miniatura. Su procesión resume en cuatro tronos gran parte de la Pasión y Muerte de Jesús. Cada sección tiene además su carácter muy definido, aportando presencia militar, sobriedad, esplendor, expresionismo y mucho colorido.

A partir de ahí cambia el Miércoles Santo. Tras la Virgen del Mayor Dolor llega la Paloma, El Rico y la Sangre. Tres cofradías con grandes tronos, que siguen el canon malagueño fijado en los años 70, con la exuberancia por bandera. El sentimiento, la experiencia vital de una curva, de una marcha o de una mecida se convierten en la máxima expresión de su puesta en escena en la calle.

Ojo a la Virgen de Consolación y Lágrimas, que lleva uno de los grandes estrenos de esta Semana Santa con un nuevo manto, obra de Salvador Oliver.

Y viendo este manto, los nazarenos de la Expiración harán su aparición en el Centro, procedentes de El Perchel. La cultura nazarena está impresa a fuego en estos penitentes, que logran paralizar la ciudad a su paso. Espectacularidad y elegancia se dan la mano en un conjunto medido hasta la extenuación, donde la riqueza patrimonial está sometida al sentido catequético.