La Plaza de Enrique Navarro ha acogido, como cada año, la salida del Santísimo Cristo de la Expiración y la Virgen de los Dolores, una cofradía con un sello propio que se distingue no sólo por el rigor y el empaque que adquieren sus filas de nazarenos en la calle, sino también por el orden del cortejo y, cómo no, por su gran vinculación por la Guardia Civil. A las 23.30 horas en punto, han comenzado a salir los nazarenos de la sección del Señor, con túnica y capirote de terciopelo morado, cíngulo y escapularios de oro. En total, son 234. Este año, la cofradía estrena las dalmáticas que acompañan a la cruz guía, que han sido diseñadas por Curro Claros y ejecutadas por el taller de María Felicitación Gaviero, siguiendo las trazas de los anteriores de los años 20. Es de hecho, la presencia de esta hermandad en la calle una cumbre estética de este Miércoles Santo, por su propuesta de sobriedad en la que lo único que se exalta es la fe. Siempre con el buen gusto por bandera y la seriedad.

En un tuit de hoy, la cofradía se ha acordado de los cristianos perseguidos en Oriente Medio y les ha dirigido sus oraciones. Luego, le ha tocado el turno al Señor de la Expiración, la impresionante talla que gubiase, allá por 1940, el gran escultor valenciano Mariano Benlliure, y que procesiona sobre uno de los tronos más originales y queridos de nuestra Semana Santa: fue realizado en los talleres de Félix Granda en 1942. El exorno floral destaca, precisamente, por su enorme sencillez: buganvillas. Acompañando al crucificado, la Banda de Música de Miraflores y Gibraljaire, un seguro de vida en una noche señera como la del Miércoles Santo, tal vez una de las cumbres de nuestra Semana Santa. Durante el recorrido, se van a escuchar marchas las tres dedicadas al Cristo de la Expiración (por Germán Álvarez, Ginés Sánchez Torres y Perfecto Artola), Getsemaní, Llanto y Dolor, Nazareno del Paso o la ya clásica Mektub. Se trata de una cruceta casi fúnebre, elegida con gusto y delicadez por los hermanos de la cofradía. La salida, una vez más, se produjo en absoluto silencio, aunque hubo algún que otro aplauso sin más repercusión.

Cómo avanza el Señor poco a poco hacia la Alameda, siempre precedido por una nutrida representación e la Guardia Civil, entre ellas la Banda de Cornetas y Tambores de Guardias Jóvenes de Valdemoro.

Acto seguido, han comenzado a salir los nazarenos de la Virgen de los Dolores, a la que acompañan 238 nazarenos con túnicas negras. Una vez más, se nota la mano experta de Curro Claros en cómo va vestida la dolorosa y el exorno floral, de gusto exquisito, hace que la belleza de la dolorosa refulja aún más en esta noche de dolor y llanto: claveles rosas. La imagen es atribuida al entorno de Asensio de la Cerda, un imaginero del siglo XVIII y fue restaurada por Eslava Rubio. El trono es de Seco Velasco. Tras ella, la Banda de Música de la Expiración, una de las grandes apuestas de la cofradía allá por los inicios de los años 90, lo que convirtió a la hermandad en precursora de iniciativas de este tipo. La cruceta musical, como siempre, muy cuidada para acompañar a tan singular imagen: durante el recorrido se van a escuchar marchas tales como Coronación de la Virgen de los Dolores, el clásico de Artola, las marchas de Coronación de la Soledad y de la Trinidad, compuestas por el sucesor de Artola, José Antonio Molero Luque, Pasan los Campanilleros, Pasa la Virgen de la Macarena, Valle de Sevilla o María Santísima de la O.

Ahora que este año Carretería se ha convertido en un problema para algunas de nuestras cofradías, cabe recordar que hace años la Expiración ya decidió no continuar procesionando por este vía, de forma que una vez que culmina Granada, baja por Molina Larios, plaza del Obispo y Strachan pasando, incluso, por el Puente de la Esperanza. En esto, Expiración también fue pionera iniciando un debate que ahora se está iniciando.