La procesión del Nazareno respondió plenamente a las expectativas como uno de los platos fuertes de la Semana Santa de Marbella, una ciudad que tiene una especial devoción por esta advocación, lo que demuestran las muchísimas personas que acompañan cada año a los tronos, las promesas y la ingente cantidad de público que se agolpa en las calles para presenciar el desfile.

La Real, Ilustre, Venerable y Antigua Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Mayor Dolor y Santo Sepulcro sacó en procesión a dos de sus advocaciones, las que corresponden al Miércoles Santo. Se trata, por un lado, de Nuestro Padre Jesús El Nazareno, conocido como ‘Señor de Marbella’ y, para no pocos, el Patrón de la Semana Santa en la ciudad y en el segundo de los tronos, la Santísima Virgen del Mayor Dolor.

La plaza de Nuestra Señora de La Encarnación aparecía repleta de público al filo de las ocho y media para asistir a la salida de los tronos. El primero: el del Nazareno, realizado, según la información recogida por la hermandad en su web, en los talleres malagueños del orfebre Cristóbal Martos Muñoz. Portado por más de cien hombres, resaltan en él algunos detalles. De estilo barroco, está ejecutado en metal ricamente labrado y bañado en plata. En el frente lleva el escudo Jesús Hombre Salvador. En la parte trasera, el del Ayuntamiento. Cuatro faroles lo iluminaban y en cuanto a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que data de 1946, recién restaurada en su estructura, portaba una cruz arbórea enriquecida por cuatro remates de metal ricamente labrados en oro.

Tras el Nazareno, efectuó su salida el trono de la Santísima Virgen del Mayor Dolor, portado igualmente por 120 hombres. La imagen volvió a lucir un manto de capilla, en terciopelo azul, realizado por Tejidos y Confecciones Zurita y estrenado en 2006, coincidiendo con el décimo aniversario de la nueva talla. Una nota llamativa fue lo que a simple vista parecía un broche con los colores rojigualdas de la insignia nacional.

La salida de la Virgen generó algo de incertidumbre, porque justo antes de producirse se cerraron las puertas de la iglesia de La Encarnación, presumiblemente para facilitar la tarea de encender las velas que iluminaban el trono.

Además, la hermandad procesionaba por segunda vez su nuevo guión, cuyo autor es Ildefonso Jiménez.

En el apartado musical, el desfile lo abrió la Agrupación Musical de La Pollinica. Con el Nazareno iba la Banda Pasión y Esperanza de Utrera y, acompañando al trono de María Santísima del Mayor Dolor, ‘La Guapa de Marbella’, como ‘Los Moraos’ de Alhaurín El Grande.

Encuentro

La hermandad lleva un año repleto de grandes emociones. Desde enero cuenta con una réplica en bronce de su sagrado titular y este año se producía el anhelado paso de la procesión por el punto donde ésta se encuentra, al pie de la avenida Maíz Viñals, una rotonda que ahora recibe el nombre del Nazareno.

Fue, probablemente, el episodio más emotivo de la velada. El cortejo, en su camino ante el Puente Málaga, se detenía ante la estatua y colocaba frente a frente a las dos figuras: imagen y estatua. La primera de ellas es, desde hace más de un siglo, icónica en la ciudad; la segunda, inaugurada este mismo año, se convierte en testimonio constante de la enorme preeminencia que esta advocación tiene en la ciudad.

También en enero, fueron anfitriones del segundo Encuentro de Hermandades Cristianas y Legionarias, asociación de ámbito nacional que preside precisamente su hermano mayor, Juan Pedro Pérez Duarte.