De manera multitudinaria comenzaba un año más el Miércoles Santo en la localidad de Antequera. El Tercio Gran Capitán 1º de la Legión de Melilla llegaba a la ciudad de los Dólmenes pasado el mediodía para realizar el ya esperado y tradicional traslado del Señor del Mayor Dolor por las calles aledañas a su templo, la iglesia de San Sebastián, ubicada en la plaza con su mismo nombre.

Tras las saetas de Andrés Luque, el «Rubio de Gandía», y su hija, Carmen Luque, en el interior de la parroquia de la Cofradía del Mayor Dolor, el cortejo llegó hasta el Coso Viejo de Antequera donde cada año se produce uno de los momentos más mágicos de la Semana de Pasión. Allí también se pudo oír el himno de la Legión.

Lluvias de pétalos se sucedieron en un recorrido protagonizado por el calor propio de primavera. Pasadas las tres de la tarde, el Señor del Mayor Dolor regresó a su trono esperando ya la salida procesional que se produjo pasadas mínimamente las nueve y media de la noche. El Cristo estrenó el dorado en oro blanco y oro de 24 quilates de las dos canastillas laterales inferiores de su trono, una obra del antequerano Miguel Ángel Bueno Valenzuela.

Asimismo, pudo lucir cuatro peanas realizadas en madera de cedro real para los ángeles que acompañan a esta imagen, donados por la cofrade Teresa de Jesús Rosal. También, se pudieron ver motivos de hojarasca en estos elementos iguales a los del trono de estilo rococó, elaborados por el antequerano Bartolomé García.

La hermandad del Martes Santo procesionó además, como siempre, a la Virgen del Mayor Dolor, en cuyo trono se sustituyeron las barras de hierro interiores de los varales de palio. Los devotos también pudieron ver el exorno de la peana de la sagrada imagen con flores que imitan al talco antiguo, enriquecida con todo tipo de abalorios, como cristal de roca, madre de perla y nácar, todo a cargo del artista de la ciudad de los Dólmenes Raúl Díez de los Ríos Fuentes.

Uno de los momentos álgidos de la estación de penitencia de la Cofradía del Mayor Dolor tuvo lugar en la Alameda de Andalucía, cuando los sagrados titulares de la hermandad se encontraron. Fue la antesala del encendido de bengalas en la plaza San Sebastián y el encierro entrada la madrugada.