No hay cofradía, protohermandad, procesión o encuentro cofrade donde no haya un chismoso. Se trata de una figura única y fundamental del ambiente cofradiero.

Por lo general, el chismoso no precisa de muchos elementos para poder ejercer. Es más. Con una simple pregunta le basta para poder sembrar entre el gentío las semillas de su rumor: «¿Te habrás enterado no?». Con esa pregunta basta. Es suficiente. –¿Te habrás enterado, no? –No. –¿Que no? Bueno… pues que fulanito ha metido la mano en el cajón de tesorería.

–¿Te habrás enterado, no? –No. -¿Que no? Bueno… pues que fulanito y menganito se metieron mano en el cabildo a cuenta de un martillo.

–¿Te habrás enterado, no? –No. -¿Que no? Bueno… que se comenta que el año que viene sale la Virgen con un trono nuevo que ha donado una señora del barrio, pero que es anónima aunque yo sé que es la que vive en el mismo bloque que mi hermana.

Y así hasta el infinito y más allá. El nivel de implicación del chismoso siempre es el mismo. La primera vez, la impactante, deja entrever que él estaba presente en el lugar de los hechos, aunque finalmente, siempre acaba saliendo por la tangente. «–¿Te habrás enterado, no? –No. -¿Que no? Bueno…pues que el otro día por poco no se parte el Cristo contra el suelo que se cayó. Pero ya lo agarré yo. –¿No me digas que tú lo salvaste? –Bueno… yo exactamente no estaba presente. Pero un hermano de mi vecino sí estaba y vamos soy íntimo suyo así que… como si lo hubiera hecho».

Así es el chismoso cofrade. Un tipo que se retroalimenta de chascarrillos pero que fundamentalmente vive de aquellos que le prestan oídos ante sus largas y complejas historias sobre lo que sucede en Málaga y su Semana Santa. El tanto por ciento de verdad que contienen sus chismes varía según el estadio donde se sucedan los parlamentos. Por lo general, cuando se trata de lugares nobles o procesiones de caché, el rumor que se lanza suele ser más comedido. En cambio, si se trata de una cofradías más populosa, no hay límites para el chismoso.

A día de hoy, con el asunto de las elecciones a presidente de la agrupación de Cofradías sobre la mesa, más de uno debe ir poniendo la lengua en remojo.

No lo olviden. Mucho cuidado con ellos. Caminan por las procesiones y casas de hermandad con los brazos tras la espalda y jugueteando con sus dedos a la espera de cazar otra presa a la que contarle todo lo que él no sabe. Ah, un dato, siempre acaban el chisme con la misma coletilla: «…pssss… esto de las cofradías es que es una mafia…»