Gubias gastadas y rotas. Cepillos de molduras para pulir la madera hechos a mano, con las muescas propias del uso y el paso del tiempo. Dibujos y figuras en barro sin cocer, modeladas bastamente, apenas apuntadas las formas. La archicofradía de la Esperanza ha recibido una parte de su historia en forma de las numerosas herramientas utilizadas por Andrés Cabello en la talla del trono de la Virgen, iniciada hace casi 70 años y siguiendo el diseño de Adrián Risueño.

La donación fue realizada en febrero por Rafael Ruiz Liébana, que había recibido este instrumental de manos de su tío Sebastián Amescua, maestro ebanista y carpintero que trabajó en la carpintería del trono de la Virgen.

La cesión permite a la cofradía recuperar parte de su historia, al disponer no sólo de las herramientas usadas por Andrés Cabello, sino también dibujos y estudios en barro sobre los que se concibieron distintos elementos del actual trono, incluso piezas en madera talladas que fueron desechadas durante los trabajos de ejecución.

Así, la cofradía ha recibido cuatro tallas en barro sin cocer de los Evangelistas y que están modelados sin mucho detalle, sólo atendiendo a la postura y al volumen. Estas piezas sirvieron como modelo a Cabello para tallar los originales, aunque no los sacó de punto sino que simplemente trasladó a ojo lo que había adelantado en el barro.

También destacan los dibujos de Andrés Cabello que sirvieron de base para modelar las cartelas. Como curiosidad, hay siete dibujos, pese a que las cartelas fueron finalmente seis. Quedó por hacer la cartela de la Resurrección, que iba en la trasera del trono, bajo el manto. Entre los dibujos recibidos por la archicofradía está el diseño de la tulipa original.

No obstante, el grueso de la donación de Ruiz Liébana a la cofradía lo forman las herramientas de trabajo de Andrés Cabello. Es curioso ver cómo hay gubias rotas, con una parte del metal partido de forma limpia posiblemente mientras trabajaba. Los mangos de madera tienen las marcas de los golpes del martillo y algunos están gastados del trabajo continuado en la madera. Hay algo más de una treintena de gubias de distinto tipo y tamaño, a las que acompañan una docena de cepillos de molduras.

Estos elementos de trabajo parecen hechos a mano para ajustarse a las características del trono de la Virgen de la Esperanza, con cuñas de madera sujetando las cuchillas a los cepillos. Algunos tienen un sistema de tuercas para fijarlos, otros tienen una forma curva para trabajar las volutas, los hay de gran tamaño y que necesitan de mangos para manejarlos, mientras otros son fáciles de usar con una mano.

La donación incluye un juego completo de instrumental para aplicar el pan de oro que usó en el dorado del trono. Incluso el pomazón de dorar, como se llama la herramienta donde se depositaban las láminas de oro antes de ponerlo en la madera, que incluye un cortavientos para evitar que se volara el pan de oro y que todavía contiene restos.

Las piezas han sido catalogadas y registradas por el secretario de la archicofradía, Manuel Bueno, lo que permite disponer de un completo inventario de la donación realizada por Rafael Ruiz Liébana.

El hermano mayor de la Esperanza, Manuel Harras, explicó que la intención es colocarlas en una de las vitrinas del museo de las cofradías «para que se vean cerca del trono y estén dentro de un contexto».