Las emociones son las mismas que en la plaza de la Constitución. La intensidad nazarena, la misma. Y la incertidumbre ante la posibilidad de que llueva y frustrar un largo año de sacrificio y trabajo, la misma. Ya sea en la Tribuna o a 3,5 kilómetros, en la iglesia del Ave María. Hablar de las vísperas, en el barrio de Las Delicias difiere más bien poco, o nada, de hacerlo sentado en una silla de la Alameda. Mediadora demuestra que puede hacer las cosas igual de bien, si no mejor.

Puede que nunca antes, sus hermanos se hayan visto en una igual porque desde su fundación, o mejor dicho, desde su primera salida en procesión, los Viernes de Dolores han sido días radiantes. Ayer, sin embargo, el cielo amenazaba. La junta de gobierno había diseñado una especie de plan B, que al final no fue necesario llevar a cabo. Con cierto retraso, extraño en la corporación, pero comprensible, para recabar los últimos datos de Meteorología, se plantaba la cruz guía en la calle. El sonido de una campanilla precedía el aplauso del público que se congragaba ante el templo. Las puertas por fin se abrían y lentamente salía el cortejo compuesto por un centenar de nazarenos revestidos de azul pavo. Como siempre, una representación de la hermandad de la Mediación, de Roda de Andalucía, y los acólitos.

La presencia de la Virgen se hizo de rogar. La salida es muy ajustada ya que el trono tiene que sortear el doble dintel de la parroquia y su atrio. Con suma precisión y con cuidado de que las macollas no rocen, el trono avanza a ras de suelo, con los hombres de trono de los varales exteriores como primera avanzadilla. La banda de la Trinidad, que repetía este año tras el manto de la dolorosa de García Palomo, interpretó el Himno Nacional y, a continuación, Mediadora, marcha dedicada a la Virgen.

Como cada año, la candelería del trono lucía un programa iconográfico. En 2012, era alusivo al nuevo titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno Redentor del Mundo, en el que ya trabaja Navarro Arteaga. La primera tanda recogía el anagrama Ave María, cruzado por un ramo de azucenas. El resto de velas, presentaba el escudo corporatio; y en las denominadas marías, aparecían unos ángeles mancebos que ofrecían a la Virgen los atributos de la Pasión de Cristo: la Santa Cruz, el INRI, la lanza, la esponja impregnada en hiel y vinagre, los clavos y la corona de espinas.

Exorno floral clásico a base de claveles blancos y azahar en piñas en fanal, y la Trinidad Sinfónica sin parar de interpretar la cruceta prevista, con algunos cambios para aligerar el paso de un trono que, sin embargo, parecía estar quieto en una mecida tan sobria como sublime. Hosanna in Excelsis para entrar en Emilio Prados; Sevilla Cofradiera para ingresar en Trafalgar; y Al Cielo con Ella para girar a Manuel Altolaguirre, donde cayeron los primeros pétalos desde un balcón engalanado.

La hermandad modificó este año su itinerario, así que accedió al Parque del Oeste antes de internarse por el barrio de la Paz.