Como los jugadores de cualquier equipo de fútbol, antes de empezar la liga, los cofrades también hacen su particular pretemporada. Es lógico. Uno pasa al cabo del año demasiadas horas sentado, delante de un ordenador, y la Semana Santa supone un auténtico desafío al equilibrio y pone a prueba estado de forma de quienes se van a pasar horas y horas viendo procesiones, esquivando a público, sumergiéndose en la bulla. No sólo hay que estar preparado para ceñirse un capirote o ponerse de bajo de un varal, algo que parece obligado, ya que se trata de un esfuerzo físico considerable. Últimamente han surgido muy interesantes iniciativas para enseñar hábitos posturales y a cómo fortalecer los grupos de músculos que más intervienen en esta tarea de cargar tan preciosos como pesados monumentos, sin padecer lesiones. Pero, ¿a ver quién enseña de una vez a abrir un huesito con guantes? Un ejercicio complicadísimo que necesita de su entrenamiento previo. Las chocolatinas, y su glucosa, son indispensables para trabajar con garantías bajo un trono. Durante esta Cuaresma, el genial @malakahin, que también puede llegar a responder por el nombre de Jorge Salinas Caro, ha dado detalles en twitter de cómo ha sido su pretemporada cofrade, creando incluso un hashtag con el que explicaba el Miércoles de Pasión que ya era capaz de aguantar el pipí hasta cinco horas seguidas. Hasta el Martes Santo tiene que aprender a soportar las nueve horas que dura la estación de penitencia del Rocío. ¡Ánimo. Seguro que puedes! Estamos contigo.

Hay cofrades que cogen un itinerario de campaña y lo pintorrean con indicaciones y atajos, como si no supieran de sobra qué quieren ver y por dónde tienen que ir para verlo en primera fila. Da igual. Es un ritual que se repite cada Cuaresma y con el que el rotulador fluorescente se echa a temblar, porque al final lo marcan absolutamente todo, como si tuvieran el don de la ubicuidad. Luego vienen los chascos. Pero no conozco a muchos cofrades que incluso prevean qué ropa se van a poner cada día para salir de procesiones y hagan incluso una lista. Entiéndase cual tetris: pantalón azul con camisa de cuadros, jersey rojo de cuello de pico, si hace calor, si no, sólo chaqueta. ¿Chubasquero? Vade retro. Así, cada día de la Semana Santa. Me recuerda a los antiguos recortables de muñecas con las que combinabas los distintos modelos. Y todo, como estrategia para no perder ni un minuto en pensar y para aprovechar todo el tiempo que no se está en la calle, para dormir. El secreto nos lo contó Jesús Pinea.

Hay que estar preparados para el ajetreo que se avecina, sin duda. Para el no parar. Cada maestrillo tiene su librillo y cada cofrade se organiza y dispone como mejor sabe o puede, o como su propia experiencia le recomienda. Hoy ya es Domingo de Ramos y se abre la veda. Yo ya sé qué voy a estrenar para que no se me caigan las manos, dicho sea de paso... aunque es probable que a media tarde vuelva a casa y coga un abriguito.

Café. Templado, por favor. La máxima es perder el menor tiempo posible. Está la regla de los 30 segundos. Pero es que ni siquiera tomando café. Por eso, cuando el camarero llega a la mesa a servir, siempre que se tome menos un minuto, si no empiezan los nervios, se repite la comanda: «Café. Templado, por favor». En el fondo lo que quieres es tomártelo del tirón para volver de nuevo a ver la procesión. El problema surge cuando, ya desde la barra, aprecias que vuelve con el vaso humeante...