El Viernes Santo se ha consolidado. Se ha convertido en una jornada de reflexión en la que lo primero que hay que destacar es a su público. Cofrades y no cofrades entregados, respetuosos y coherentes con las formas a guardar en lo que se refiere al paso de las cofradías malagueñas. Estas estrenaron horarios y asumieron sacrificios para dar mayor protagonismo al día, que poco a poco gana enteros a la madrugada. Los tres cuartos de hora de adelanto favorecieron un mayor mimetismo en el recorrido oficial y hubo menos parones, aunque Descendimiento se adelantó al menos en tres ocasiones teniendo que esperar al Calvario, que cumplió lo que marcaba el reloj.

CalvarioSuperando retos

Los cofrades del Calvario llegan exhaustos al Viernes Santo. Días previos de preparo sin renunciar a la Semana Santa en los que es difícil reparar el sueño. Y el esfuerzo se nota. Se nota el trabajo, el buen hacer, el mimo con el que tratan cada detalle que se pone en la calle en una procesión en la que nada queda al azar. Una hermandad aún considerada joven y llevada por jóvenes. Por un consolidado equipo que ha situado al Calvario en un lugar privilegiado del Viernes Santo. Le pese a quien le pese.

Y el viernes superaron uno de los muchos retos que han debido salvar desde que en 1977 otros, pero también jóvenes, se liaran la manta a la cabeza para la reorganización. Para este 2015 adelantaron una hora su recorrido para favorecer cristianamente a quien lo había pedido y por un bien común. Pese al temor inicial de adelantar el tiempo no se vieron solos, sino muy acompañados. Salía la cruz guía a las 4 de la tarde de la Victoria con el único sonido del muñidor, que anunciaba duelo. Dentro cientos de capirotes negros en silencio esperando la salida de la Sagrada Mortaja, que por fin estrenó acabado el túmulo de Ruiz Montes. Cambió la disposición del grupo, arrodillando a Nicodemo para permitir una mejor visión del Yacente. Al salir, como es habitual desde hace cerca de tres décadas, sonó Benigne Fac Dómine a cargo de Miraflores y un año más sus notas dibujaron una sonrisa en el rostro del Padre Manuel Gámez, director espiritual de la cofradía, que en 2014 dejó de salir por sentirse indispuesto unos minutos de la procesión.

La dolorosa del Monte Calvario llevaba la saya que la hermandad estrenara para Fe y Consuelo con motivo del Mater Dei. Las delicadas piñas de rosas rosas, cónicas, ponían la nota de color a la sobriedad del palio. Uno de los momentos en los que más brilló este trono de plata de ley fue, como es costumbre, en su entrada a la Catedral. Lo hizo con Jesús de las Penas por parte de la Paz. Silencio dentro, donde el público asistía a una auténtica demostración de fe. La luz de la candelería hacía una juego de sombras que daban aún más protagonismo al dolor de Monte Calvario, consolada por el discípulo amado.

Poco después se vivió uno de los momentos más intensos de la noche, con el paso por calle Granada antes de coronar La Merced. Sonó magistral La Madrugá y los hombres de trono, con empeño y sacrificio, hicieron toda la calle de una vez, sin detenerse más que para mecer al ritmo de la música.

DescendimientoContrastes

Entre los altos y frondosos árboles y palmeras del Parque se eleva un madero sencillo, desnudo. De él se baja el cuerpo de un hombre muerto, en una escena en el que los rostros transmiten dolor y desesperación. Ese madero hace algo más de 2.000 años significaba muerte, castigo y dolor, pero que con la muerte de Jesús fue enaltecido a símbolo de amor, salvación y perdón.

La hermandad del Descendimiento es el contraste de la sombría escena que representa con la brillantez de un parque que se abre a la primavera. También el de un barrio moderno con una tradicón que se enraiza hace 500 años. Esta convivencia de contrastes hace que sea una cofradía especial. Sale a media tarde, en calles anchas e iluminadas, pero encuentra su sentido por la noche en la Catedral o callejeando por el Centro.

También ofrece una serie de detalle que enriquecen su presencia. Las campanas de los mayordomos de tramo, los quitasangre, la imaginería del trono de la Virgen de las Angustias, la selección de marchas, entre las que se incluyen piezas como Juana de Arco, Cristo de la Sed o Paz Eterna, con la Banda de la Cruz del Humilladero con el Cristo y la Banda de las Flores con la Virgen de las Angustias.

Queda por resolver el horario de la cofradía. Si todas las hermandades del Viernes Santo parece que han salido ganando con el adelanto, algo tendrá que ajustar el Descendimiento para beneficiarse también y ahorrarse los parones sufridos durante el recorrido del pasado Viernes Santo.

SoledadClasicismo como en los 20

Dentro del recogimiento al que invita la jornada, la propuesta penitencial de la Soledad, aun seria y rigurosa, lleva al Centro su irrenunciable carisma de barrio trinitario. Y eso se nota en su puesta en escena, llena de color en el luto, que antecede la comitiva fúnebre desde la cruz al sepulcro. Un traslado que se tuvo que hacer en tinieblas y a escondidas hace 2.000 años pero que en la Trinidad se hace a plena luz, llenando las calles y con la valentía de unos cofrades que van proclamando lo que creen. La cofradía panadera de Málaga mantiene, además, los detalles de esos años 20 en que fue reorganizada por Peña Munsuri. Las sandalias, la clásica centuria romana abriendo la sección del Señor, los capirotes de inconfundible azul cielo de Semana Santa... Y la Soledad de Moreira, tan igual a la destruida de Pedro de Mena, haciéndose tantas preguntas a su paso por el puente.

Bomberos abría el cortejo. Siempre Bomberos. Bomberos, como siempre. Toques inconfundibles para anunciar la llegada de la cofradía, con la que mantiene una vinculación de lustros y que se puso una vez más en evidencia al llevar el trono en el frontal un casco de gala de la banda con morrión negro, como homenaje a Pepe Gallego. Otra banda de cornetas y tambores daba un recital: la del Cautivo, formaba un año más detrás del misterio de Israel Cornejo, que transitaba esta vez por un camino de flores rojas y no moradas. Una conjunción que en los primeros metros del recorrido fue armónica, permitiendo que la salida del barrio, con Bendición y Refúgiame, para salir a la Rampa de la Aurora, se hiciera despacio y con regusto de despedida. Pero por unas horas.

La Virgen de la Soledad, solita ante la cruz y rodeada de un vergel de flores rosas, iba acompañada por la Banda Sinfónica de la Trinidad. Con una cruceta medida y estudiada, que contribuía a añadir exquisitez al trance de esta dolorosa preciosa que lleva su pena de su altar en San Pablo a su altar itinerante de Luis Bono. Soledad de San Pablo en la salida, Siervo de tus Dolores, Santo Traslado, Jesús Cautivo o Trinidad, ambas de Miguel Pérez, como carta de presentación desde la casa hermandad hasta el puente de la Aurora.