El negro tiñó de luto las calles de la ciudad el Viernes Santo en Marbella en un cortejo procesional en el que el Cristo Yacente desfiló al ritmo del «Novio de la muerte», canción interpretada por la banda del IV Tercio Alejandro Farnesio de la Legión, con sede en Ronda.

La hermandad sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Dolor y Santo Sepulcro y la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad sacaron a la calle a sus Sagrados Titulares en una noche de duelo litúrgico solemne, en la que recorrieron las calles del Casco Antiguo ante la expectación de locales y turistas.

El Cristo Yacente partió de la casa hermandad del Santo Sepulcro a las 21 horas en dirección al barrio alto en un cortejo procesional que fue abierto por el canto legionario, que rompía el silencio del luto a su paso con el «Novio de la muerte», así como numerosas saetas que fueron interpretadas en la plaza de la iglesia de la Encarnación, en la calle Ortiz de Molinillos o Nabeul.

Un cortejo de 100 nazarenos de riguroso luto, 50 mantillas y numerosos penitentes acompañaron en silencio al Santo Sepulcro, en un trono del autor Rafael Ruiz Liébana portado por 65 troneros, que presenta como novedad este año un rebaje de la peana en unos 20 centímetros para que «el Yacente tuviese más vistosidad en la calle», según destacó el teniente hermano mayor de la cofradía, Olegario Moreno.

El presentador Agustín Bravo recibió de manera previa al inicio del cortejo procesional la medalla de la hermandad del Santo Sepulcro, de la que formaba parte Carmen Sevilla, con la que compartía una gran amistad, así como su padre, que era legionario, por lo que «la junta decidió disponerle la medalla», precisó Moreno.

La Hermandad de la Soledad hacía lo propio alrededor de las 22 horas, que partió de la iglesia de la Encarnación acompañada por 300 nazarenos, 50 mantilla y numerosas promesas, que portada por 65 hombres recorrió las calles del centro histórico en un cortejo encabezado por el alcalde, José Bernal. La noche del Viernes Santo contó con momentos especiales como el paso por la tribuna de los Sagrados Titulares, el encuentro de tronos en la plaza de la iglesia o la estación de penitencia, que concluyó con el encierro en el Santo Sepulcro al son de la saetera Mª Carmen Molina y el «Novio de la Muerte».