Con la advertencia de que «mirar solamente es el comienzo», el Teatro Alameda acogerá hasta el domingo 24 la obra teatral Vooyeur, una comedia que pretende estimular sexualmente al espectador a través de cinco encuentros sexuales.

Un hall, un camerino, un montacargas y una oficina, además de un escenario central, serán los lugares en los que se representarán estas escenas tan pasionales en las que la iluminación y el sonido guiarán a los sentidos y harán fluir la imaginación de los asistentes, que como el nombre de la obra indica, se convertirán en auténticos vooyeurs.

La protagonista, Lilith, que se representa como una exmujer de Adán, será la maestra de ceremonias de esta aventura. La protagonista es expulsada del paraíso por su rebeldía y viene a la Tierra a cambiar la forma de ver la sexualidad de las mujeres.

La obra está escrita y protagonizada por la alicantina Patricia Jordá, que además de autora y actriz, es terapeuta sexual. Jordá concibió esta obra como una estimulación, no solo para la imaginación de los protagonistas, sino también para la del espectador. El montaje aborda esas intenciones desde un punto de vista sexual, canalla, cómico y muy carnal.

Jordá defiende que no existen preliminares, porque para ella «todo es sexo», desde una caricia o una insinuación, hasta una conversación, y así ha querido concebir esta función, bajo el concepto de «disfrutar del camino».

Así, para disfrutar ese camino, Jordá utiliza el sexo como vehículo de creatividad y juego, en el que los espectadores se embarcarán en este «safari» por estos cinco escenarios diferentes, como si fueran pequeños jardines, en los que simultáneamente, se representan diversos encuentros sexuales.

Sexo inesperado, en lugares absurdos no pensados para este tipo de prácticas, aportarán el toque de humor demostrando que levantarse con las sábanas enrolladas al cuerpo, o mantener el maquillaje intacto después del coito, es decir, intentar replicar esas típicas escenas que aparecen en las películas de Hollywood, no es del todo posible. Con esta experiencia, la autora plantea una idea de sexualidad global que transciende los límites del cuerpo para conquistar el terreno de la imaginación, la creatividad y el juego. Así, se pretenden superar conceptos arcaicos que reducen el encuentro sexual a la genitalidad y al coito, abriendo un margen a la experimentación a través de todos los sentidos de la experiencia artística.