La noche del 12 de diciembre, víspera de Santa Lucía, la localidad de Casarabonela se llena de luz a causa de la quema de los rondeles para celebrar su tradicional y atípica Fiesta de La Virgen de Los Rondeles. Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía y de Singularidad Turística Provincial por la Diputación Provincial de Málaga.

Sus orígenes se encuentran en «los Rondeles» (voz popular de rondel), antiguos capachos de esparto que se usaban en las prensas de los molinos de aceite para molturar la aceituna. Una vez concluida la recogida de la cosecha, como acto de acción de gracias por la cosecha obtenida se sacaba en procesión nocturna a la Divina Pastora iluminándola desde la salida de su Ermita de la Veracruz hasta la Iglesia mayor de Santiago Apóstol, con el fuego de los rondeles impregnados de aceite.

El recorrido, que da comienzo sobre las diez de la noche, una vez bendecido el fuego, discurre por algunas de las calles más angostas y empinadas de esta villa, acompañado por los villancicos de las pastorales del pueblo y del sonido de instrumentos tradicionales, como las típicas castañuelas moriscas, creando un ambiente único de luces, sombras y sonidos.

La procesión finaliza de madrugada en la Plaza principal del pueblo, donde se ofrece tostones con aceite, buñuelos y chocolate caliente. Este año, como novedad, se pondrá broche final a la noche de los Rondeles con una auténtica Zambomba flamenca, un espectáculo de villancicos flamencos que inundan el escenario de alegría y pasión, con sus cantes, sus palmas, su duende y su compás, donde la zambomba marca el ritmo.

Durante los tres días que dura esta tradicional festividad se ha organizado: mercado artesanal, ruta de la tapa del rondel en los establecimientos del municipio, degustaciones gastronómicas tradicionales en las propias casas de los vecinos, zona de ocio infantil, visita guiada por los rincones más típicos y emblemáticos del municipio, entre otras actividades.

Una de las singularidades es que se trata de una procesión próxima a las fiestas navideñas en la que la mezcla de humo y aceite, junto con la presencia de las pastorales, convierten al municipio en un punto de encuentro «único y especial».