No han llegado aún al mainstream, pero ni falta que les hace: sus fans son acérrimos y llenan allá por donde pasan. Son La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La MO.D.A.) y hoy los burgaleses mostrarán el porqué de tanto jaleo en torno a ellos en la Sala París 15.

Están inmersos en la gira de su tercer disco largo, Salvavida (de las balas perdidas), el de su consagración: «Con veinte días a la venta se agotaron las entradas para dos Rivieras. El resto están volando también. Estamos emocionados porque la respuesta del público ha sido abrumadora. Es muy bonito que la gente esté esperando que toquemos y que estén esperando un disco», asegura el cantante del grupo, David Ruiz.

Los frutos del trabajo bien hecho. En apenas seis años, partiendo de dos EPs en inglés que luego dieron paso a ¿Quién nos va a salvar? (2013) y La Primavera del Invierno (2015) y, sobre todo, su constante transitar por las carreteras españolas, su cada vez más habitual presencia en los festivales hicieron y «el boca a boca» han hecho de este grupo uno de los valores seguros de la escena nacional.

Pero, para el que no conozca al grupo, ¿a qué suena? Este colectivo combina instrumentos poco habituales como acordeón, saxofón, banjo, mandolina o clarinete con influencias del folk, country, punk y rock and roll, dando lugar a una propuesta única cuyo punto fuerte reside en el directo. Para Salvavida (de las balas perdidas) se obligaron a sí mismos «a dar un paso más hacia delante, tanto en música como en letras», forzándose a «probar cosas nuevas»: «Sin perder nuestra identidad, queríamos estudiar instrumentos e incorporar otros nuevos», segura Ruiz, quien explica: «Hemos añadido nuevas influencias de música popular europea, balcánica, irlandesa, de la Francia de hace un siglo... e instrumentos como clarinete, tuba, violín, trompeta e incluso nuevos elementos de percusión». Y todo con un propósito muy claro: «Creemos en la música como vehículo de unión entre la gente. En un momento en el que cada vez estamos más separados, la música tiene mucho poder de unir a las personas».

Consciente de ese poderío de las melodías, La Maravillosa Orquesta del Alcohol plasma en sus letras su «forma de ver al mundo» como en un «manifiesto vital». «En Salvavida está todo el espectro de emociones y sentimientos del ser humano, de la angusita y la ansiedad a la esperanza, el amor, los sueños, la desilusión», recalca. Buscan lograr un discurso destinado para esas balas perdidas que para ellos son «lo que Eduardo Galeano llamaba Los Nadie». «Todos esos que nunca saldrán en la portada de un periódico», aclara.