Dmitri Shostakovich es sin lugar a dudas uno de los compositores más influyentes de la creación musical del siglo XX, y no sólo en el campo circunscrito a la sala de conciertos y la escena lírica sino también en ese otro universo del repertorio dedicado a las bandas sonoras. No hace tantísimo que en nuestro país el nombre de este compositor ruso era tan desconocido como su pronunciación. Para un gran número de aficionados Shostakovich evocaba a marca de vodka de tan lejanas tierras. Sin embargo, las conexiones entre la escuela de música rusa y la española están más cercanas en sus discursos de lo que pueda aparentar. Y sino que se lo pregunten a Glinka cuando en el siglo diecinueve se paseaba por España anotando temas de nuestro folklore reflejadas después en un puñado de páginas.

Si Shostakovich posee valor hoy -en nuestra ciudad- con toda probabilidad llega de la mano del interés de nuestras orquestas, entre ellas la Filarmónica de Málaga, que con esfuerzo han ampliado horizontes y gusto musical. Paralelamente el mundo de la cámara ha hecho lo propio y de las integrales de sus cuartetos de cámara quedan constancia en Madrid, en la Fundación Juan March, Barcelona aunque la relación no se alarga mucho más. A esta lista se une Málaga de la mano de la formación clásica más importantes con las que cuenta Andalucía, el Cuarteto Granada. Tan sólo han contado con el inmenso caudal de su talento y el apoyo de la Fundación Unicaja acogiendo en la Sala María Cristina los seis encuentros en los que se han organizado el desarrollo de los quince cuartetos. En realidad cinco, el sexto que cierra el ciclo tendrá lugar el próximo día veintitrés con los cuartetos tres y quince.

Los músicos del Cuarteto Granada reclaman la genialidad y monumentalidad de estas páginas que gracias a retos como este ponen en valor la calidad artística y técnica de estas y también han subrayado el caudal interior de Shostakovich deposita en cada cuarteto. Al tratarse de una obra extensa en el tiempo, casi cuarenta años, sirven también para apreciar la depuración estética hacía la que evoluciona el músico. Para ello Granada ha enfrentado en cada programa primeras páginas frente a otras más maduras. Entre los primeros cuartetos destaca el apego a la forma y la influencia de Haydn, Mozart y como no Tchaikovsky. En frente descubrimos páginas a corazón abierto para el último período compositivo del músico, especialmente los cuartetos dedicados a los componentes del Cuarteto Beethoven encargados de estrenar y defender el valor de esa música calificable como referente dentro del género.

Mario Navas, Emilia Ferriz, Manuel Moreno y Jeremías Sanz culminan hoy a las ocho de la tarde, en la mítica Sala María Cristina, la integral de estos cuartetos con el número quince en la primera parte y el tres en la segunda. Granada ha demostrado a lo largo de estos encuentros la altura y valentía para hacer viable este proyecto demostrando por otro lado que la música no tiene etiquetas cuando concurren el rigor técnico e interpretativo.