El Cabildo de Toledo ha publicado recientemente un cortometraje que lleva por título El Greco, Pintor de Dios en la Catedral, conmemorando el IV centenario de la muerte del pintor a través de un documento gráfico que cuenta su paso por la capital manchega y su aportación artística a la misma. En este 2011, un pintor malagueños, Luis Ruiz Sánchez se ha descubierto como el nuevo pintor de Dios. El pasado 25 de febrero se presentaba en el auditorio de la Diputación el cartel anunciador de la salida procesional de Jesús Cautivo, realizado por este joven valor, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Ante los ojos atónitos de los espectadores se mostraba toda la sencilla divinidad del Señor de la Trinidad, más humano que nunca. Dios y hombre en una imagen sobre lienzo, al que los fieles incluso rezan, como representación de la representación.

Pero Luis Ruiz, aunque lo ha conseguido, cree que está fuera de sus manos que una de sus obras pueda llegar a mover la devoción. «Me parece demasiado osado», dice con gran modestia. Su fe y su formación religiosa son fundamentales a la hora de enfrentarse al lienzo en blanco. «Si mi vida fuera completamente ajena a la religión, creo que sería mucho más complicado, pero mi trabajo como profesor en centros de la Fundación Diocesana y de los salesianos me ayuda, y es más, diría que mi trabajo como restaurador hace que me plantee de otro modo la representación divina, porque también la veo como obra de arte», explica. Y por su fe, según dice, también trata de plasmar la parte más humana de Dios. «No sé por qué, pero sin duda Dios también es hombre», sostiene.

En todas partes

Y esa expresión, ese sentimiento, se encuentran en el cartel del Cautivo, que durante toda la Cuaresma ha anunciado la salida penitencial de esta noche en cada rincón de la ciudad. En cada escaparate. En todas partes. «Mi fe me ayuda, pero me ayuda a mí y pienso que también podría ser válido para un artista no creyente, que podría sustituir ese sentimiento con otras condiciones técnicas. Si yo tuviera que pintar un Buda, sería un reto distinto», apunta.

La perfección técnica, la tridimensionalidad con la que ha dotado a la pintura, exagerando sombras y brillos, hacen que muchos crean, seguro que los más profanos en la materia, que se trata de una fotografía y no de una pintura. «Me lo dicen como un halago, pero hace que me sienta un poco frustrado, porque yo no he querido hacer una representación real, de pinceladas relamidas para que éstas se disimulen con infinitas veladuras. Mi pintura quiere dar una impresión de realidad, pero no es fotográfica», acepta.

Y pintar el Cautivo no es fácil. «Lo más difícil es representar ese semblante tan carismático, conseguir ese efecto con la pintura». Y ha apostado por la sencillez. Esa sencillez que puede ser la clave del fenómeno devocional del Cautivo. Su túnica blanca recortada en un fondo negro. Sin artificio alguno. Sin elementos que distraigan el motivo principal: Él y sólo Él. Dios.

«Mi primera idea era usar pan de oro para pintar al Cautivo sobre tabla, y no sobre lienzo. También se me ocurrió contextualizar al Señor en un ambiente urbano, en un paisaje de Málaga, en su procesión o en el traslado.

Finalmente me decanté por representarlo de cuerpo entero, en posición frontal, prescindiendo de su peana... y creo que ha funcionado, me siento muy satisfecho de algunas decisiones que he tomado junto a mi mujer», informa.

Ruiz Sánchez lo que quiere es trabajar por las cofradías malagueñas, «como malagueño que ha vivido durante ocho años en Sevilla, mientras estudiaba». «Es mi forma de contribuir con la Semana Santa». Y ya hay cofradías que, a raíz de este cartel, han iniciado conversaciones con el pintor para hacer carteles o estandartes.

Nueve carteles cofrades y el Cautivo

Tiene 33 años pero atesora una gran experiencia, lo que demuestra en cada pincelada. Luis Ruiz Sánchez es malagueño, aunque se licenció en Bellas Artes, en la especialidad de Conservación y Restauración, en la Universidad de Sevilla, donde también se doctoró. Desde muy pequeño demostró sus especiales dotes para la pintura. Fue alumno de Robles Muñoz durante tres años y hasta hacer el del Cautivo, nueve carteles cofrades han jalonado su trayectoria.

El primero fue el del Carmen de los Submarinistas, en el año 2006. A éste le siguieron el del Carmen de Huelin, un año después; el cartel de la Virgen de los Dolores de la Expiración (2008), archicofradía que le encargó un cuadro del Cristo al año siguiente, cuando también hizo el cartel de la salida de los Verdes de Alhaurín El Grande. En 2009 también pintó el del 25 aniversario de Salesianos y en 2010 el de salida de la Sangre. Además, ha retratado a la baronesa Thyssen en el cartel de la Exaltación de la Mantilla, de La Coracha en 2009.

Pero además de pintor, Ruiz Sánchez es restaurador, faceta que quiere desarrollar. Ha estado dos años trabajando como colaborador honorario de la Universidad de Sevilla de Bellas Artes en el quinto curso de carrera, junto a los maestros Arquillo. Con ellos también estuvo trabajando en su taller particular, con los que dirigió y ejecutó la restauración del retablo del Cristo de los Estudiantes de Sevilla. En Málaga ha restaurado la imagen del Carmen de Huelin.