Debo de vivir en una Semana Santa paralela en la que el debate estético está superado. Pero no. Mientras hay cofrades que se empeñan en que sus cofradías retrocedan a pasos agigantados y recuperan aspectos de su pasado menos glorioso pero en los que recuerdan su juventud y por eso se creen todavía jóvenes, otros rizan el rizo y son más papistas que el Papa, Francisco, hasta tal punto, que me pregunto si son capaces de diferenciar entre los primordial y lo importante. Y trataré de explicarme.

Siempre me enseñaron que todo lo que se hiciera en las cofradías, ya fuera un culto más o menos solemne, un estreno patrimonial, las obras asistenciales e incluso un arroz en hermandad, tenía que hacerse a mayor gloria de Dios. Sin embargo, ciertos snobismos no me dejan del todo claro que Dios esté presente en quienes los fomentan y practican. Pensemos en quien se siente «envenenao y embichao» con el varal y sólo desea «partirse el lomo» el día de la salida. Sería estupendo si ese esfuerzo y sacrificio estuviera dedicado a Dios y a su Santa Madre en las imágenes titulares que los representan. ¿Pero, lo está? Si es así, nada que objetar oiga.

Ésta ha sido la Cuaresma de los ensayos, en la que se han eliminados muchos tabúes que oprimían a los cofrades malagueños de forma ridícula. No ha sido extraño encontrarte por la calle a un grupo más o menos numerosos de portadores que experimentaban nuevos pasos al son de la música y con seguridad esa preparación se verá reflejada en la procesión y en el trono. Sin embargo, me pregunto si seremos capaces de ver alguno que dé cuatro pasos de frente si retroceder uno solo. ¿Es este ahínco por revolucionar la mecida una auténtica ofrenda a Cristo y a María representada en el trabajo en equipo? Aquí también hay que diferenciar entre lo primordial y lo importante. Es importante que los tronos sean bien llevados, pero es indispensable que todos los portadores sepan que llevan a una imagen sagrada sobre sus hombros, incluso los que sean ateos, que con seguridad los hay. Da igual porque la Semana Santa puede presumir de ser avanzadilla de la Iglesia. Aunque prefiero pensar que quien se pone bajo un trono lo hace por devoción.

Los cofrades salimos a la calle a conmemorar la Pasión de Cristo, a hacer un acto de fe público, diciendo muchas cosas sin decir ni una palabra. De ahí que, un cortejo penitencial en la calle, por sustancia, debe de ser penitencial, y por sustancia, si es penitencial, debe de ser comedido. Y así hay que entenderlo.

La música también está adquiriendo un protagonismo inusitado. Bien, es importante. Pero, ¿a quién se lo toca? ¿A los hombres de trono o a la imagen? ¿La música sirve sólo para levantar el trono o para incrementar la devoción a la imagen enalteciendo el segundo de los sentidos? Hemos llegado a un punto en el que el cofrade decide si baja o no a ver una procesión dependiendo de la banda que lo acompañe. Incluso el éxito y el fracaso de la salida penitencial depende de la cruceta elegida. ¿No es demasiado?

Celebramos pregones, pregoncillos y presentaciones de carteles de la cofradía, de los hombres de trono de la cofradía, de la banda de la cofradía, de los jóvenes de la cofradía y hasta del bar de la cofradía... Y es importante, y está bien, y se fomenta el espíritu de confraternidad y nuestros titulares ocupan las calles y escaparates. Pero los triduos, quinarios y septenarios están vacios. Y eso es lo primordial.

«¡Ea, aparcao!». Érase una vez un cofrade de Málaga que salía de nazareno en una cofradía de Sevilla. Cuentan que este cofrade, el día anterior a la procesión, condujo desde su ciudad natal hasta su ciudad cofradiera adoptiva para encontrar aparcamiento. Regresó a Málaga en tren y al día siguiente, ayer, Domingo de Ramos para más señas, volvió en tren a Hispalis para revestirse el hábito y portar su cirio en silencio... Así se garantizaba un hueco.

Sin batería. Se impone la Semana Santa 2.0 con las redes sociales, que te tienen al tanto de todo lo que ocurre al minuto. Los cofrades ruegan a Apple que les tenga en cuenta y que la batería del iPhone 6 aguante un Domingo de Ramos entero.