Juan Antonio Sánchez López, autor de El alma de la madera, no duda en calificar la talla del Cristo de la Redención, realizada por Juan Manuel Miñarro (Sevilla, 1954), como «el gran crucificado del siglo XX en Andalucía, sin ninguna duda». Además, recuerda las palabras del imaginero sevillano: «Él reconoce que nunca jamás volverá a hacer una obra como esa».

Y siguen los elogios del profesor titular de Historia del Arte de la UMA: «Es una obra redonda en todos los aspectos y con ella se podría estudiar anatomía perfectamente». La explicación estriba en que Miñarro volcó en esta imagen para la Archicofradía de los Dolores de San Juan sus conocimientos sobre su tesis doctoral acerca de la iconografía del cuerpo crucificado (el imaginero es doctor en Bellas Artes). «Y en la tesis hace todo el estudio de anatomía sobre la base de estudios de cadáveres, como se hacía en los talleres de los artistas a partir del Renacimiento».

Juan Manuel Miñarro es heredero de esa tradición, del conocimiento de la musculatura en tensión, del estudio del rigor mortis «y luego lo lleva a la práctica en una escultura religiosa que es su obra maestra».

Y a la hora de reinterpretar el barroco, el profesor de la UMA subraya que a Miñarro mucha gente le achaca la «frialdad» de sus imágenes «porque no te buscan con la mirada, tú tienes que ir a buscarla». En ese sentido, Miñarro se basa «en cierto modo» en Martínez Montañés, «que es un lenguaje más intelectual», en contraposición a Juan de Mesa, un escultor barroco de un estilo más popular, senda que sí seguirá el maestro de Juan Manuel Miñarro, Francisco Buiza.

Además, para Juan Antonio Sánchez López el titular de Dolores de San Juan define el que será el estilo del imaginero sevillano, algo que ya ocurrió en el Cautivo de los Boliches.

En cuanto a su rostro, lo considera «sublime» y ejemplo de ese estilo Miñarro de figuras que «miran hacia dentro».

En la cabeza también se aprecia el clasicismo del imaginero sevillano, que se decanta por una interpretación armónica de la figura, «sin exageraciones ni distorsiones». Y a la hora de compararlo con su maestro, plantea: «Tú ves un crucificado o un muerto de Buiza y es la muerte en todo su dramatismo. Ves el Cristo de la Redención de Miñarro y es la idea de la muerte como un sueño. Una idea más poética, sublime e intelectual».

También llama la atención sobre la policromía de la imagen. «Hay soluciones que coinciden en ciertas cosas con la policromía del Cristo de la Humildad (también del artista sevillano), como detalles tremendamente cuidados en lugares que nunca van a ser vistos. Eso no lo hace un imaginero convencional».

El artista también juega con diferentes intensidades en función de las lesiones y aunque es una policromía realista, el profesor precisa: «Nunca sin ocultar la belleza clasicista del cuerpo, como si fuera el de un atleta clásico».

Precisamente la portada de El alma de la madera, tesis doctoral del profesor Juan Antonio Sánchez López, reproduce la herida de la lanzada en el Cristo de la Redención, en la que incluso se aprecian gotas de cristal para dar realismo a la herida. En su opinión, es la prueba de que con el virtuosismo técnico de Juan Manuel Miñarro «a una materia inmóvil, que está muerta, consigues darle vida».

@alfonsvazquez