La mujer del Poncio Pilato aparece de forma indirecta y sin su nombre en el Evangelio de San Mateo en el momento en que Jesús es presentado al pueblo y éste debe escoger entre salvarlo o salvar a Barrabás. Mientras Poncio Pilato está sentado en el tribunal su mujer envía a decirle: «No te metas con ese justo pues he padecido mucho hoy en sueños por causa de él».

Como destaca el profesor Juan Antonio Sánchez, con la excepción de la Virgen María y la Magdalena «los personajes femeninos no abundan» en la iconografía de la Semana Santa. En el caso de la figura de Claudia Prócula, ya formaba parte del grupo escultórico anterior, realizado por Francisco Berlanga para acompañar al Cristo de Buiza. Juan Antonio Sánchez tilda directamente de «desastre» la obra de Berlanga, «y de hecho la figura de Claudia Prócula es la única que se salva del otro conjunto, de nulo interés artístico».

El propio profesor asesoró a la Humildad con el nuevo grupo encargado al onubense Elías Rodríguez Picón, de quien señala que a la hora de tallar a Claudia Prócula «en cierto modo quería reivindicar una figura femenina y además con especial interés en que fuera una mujer muy bella».

Se trata, en suma, de realizar «una mujer en sentido absoluto del término», algo que no abunda en la Semana Santa, en cuya iconografía los artistas tienen más oportunidades de recrearse en la figura masculina: «Lo que suelen hacer los escultores con el cuerpo de un hombre él lo hizo con un cuerpo femenino».

El profesor de la Universidad de Málaga es consciente de la sorpresa que en muchos ha causado este recrearse en la figura femenina. «Antecedentes en la Semana Santa de Málaga no había, si acaso las mujeres de Jerusalén de Salutación, pero el problema que tienen es que son clónicas salvo una que es muy interesante», apunta y resalta que se trata de una figura «extraordinariamente sensual» pero en la que también está presente «una belleza aristocrática».

«No censura sino decoro»

A este respecto, explica que a la hora de consensuar la indumentaria, pues el artista la habría vestido de forma más sensual, «no intervino la censura sino el decoro» ya que había que tener en cuenta que Claudia Prócula era parte de la familia imperial, obligada a la pudicitia: el pudor.

Si dejamos a un lado la belleza, el experto entiende que «escultóricamente es una obra espléndida» y como detalles resalta ante todo el rostro: «Hay dos puntos, la boca y los ojos, además de un lunar que le da una sensualidad y un naturalismo muy interesantes». También destaca los brazos «muy bien modelados», al tiempo que subraya que todas las figuras del imaginero de Huelva «tienen un sello propio» y su ejecución se enmarca en el neoexpresionismo realista que potenció Juan Manuel Miñarro, después de seguir este el camino que inició Castillo Lastrucci.

En el caso de Claudia Prócula, la referencia inicial fue una modelo rumana «pero luego él la reinterpretó porque el objetivo es llevarla a una pieza de imaginería». Así, el neoexpresionismo realista lo que hace es partir de un retrato «pero luego lo combina con la idealización propia de una obra de imaginería... no sólo es un retrato», precisa.

El resultado es esta romana de la familia imperial Claudia. Una belleza aristocrática.

Claudia Prócula. Obra de Elías Rodríguez Picón, 2012

1. Rostro

La obra de Rodríguez Picón es de gran excelencia artística. Del rostro destacan los ojos y los labios, así como el lunar que le aporta sensualidad y naturalismo. Los brazos están también muy bien modelados.

2. Modelo

Sigue la corriente del neoexpresionismo realista que potencia Juan Manuel Miñarro -tras seguir a Castillo Lastrucci- de basarse en el retrato de una persona real y luego idealizarlo en la madera.

3. Conjunto

El artista quiso innovar en la Semana Santa de Málaga y presentar una imagen muy sensual, en busca de la representación de una mujer bella.