Miércoles Santo. Un año más las miradas estarán puestas en unos ojos que se esconden tras un capillo y alumbrados por una vela que caminan delante del trono de un Nazareno de los de otro tiempo. No todo queda ahí, tras esa portentosa imagen se agolpan historias, como la de la cruz que portaba la anterior talla y fue incendiada.

La edición del 21 de abril de 1938 del periódico carlista Boinas Rojas se hace eco de los luctuosos acontecimientos vividos en 1936 por las cofradías malagueñas. En este caso se trata de la quema de la talla original de El Rico al inicio de la Guerra Civil, así como su antigua cruz de carey. Pero eso fue el principio de otra historia y la cruz que portará en su pecho María Santísima del Amor en su recorrido procesional de este Miércoles Santo mucho tiene que ver con ella y con la antigua cruz que portó el desaparecido titular.

José María de las Peñas, además de cofrade e historiador, es el archivero de la corporación y recuerda que con los restos de la antigua cruz se elaboraron centenares de pequeñas cruces que se repartieron entre los hermanos de la corporación.

De las Peñas comenta que fue una medida emprendida por los directivos de aquel tiempo para recuperar a hermanos y devotos que habían dejado a la entidad por miedo a los acontecimientos sufridos. Cabe destacar que durante las revueltas algunos de los directivos de la cofradía fueron asesinados.

Los cientos de cruces de carey que se confeccionaron con los restos de la desaparecida que portaba el antiguo Nazareno sirvió para aglutinar devociones nuevamente. Todo debía nacer de nuevo ante tan cruel vaivén sufrido por la cofradía.

Una de esas cruces está en la casa de Guillermo Jiménez Smerdou, octogenario periodista pero que recrea con todo lujo de detalles cómo su madre le habló de las cruces creadas y cómo antes de fallecer le dejó una para que custodiara con el mismo mimo que ella había hecho durante toda su vida. Guillermo la guarda en casa con especial cariño, de unos cinco por siete centímetros y engarzada en un remate de plata.

De las Peñas recuerda los nombres de todos aquellos directivos y su brillante iniciativa que ha llegado a nuestros días gracias al mimo y cuidado de devotos como Guillermo Jiménez. Tocaba agudizar el ingenio, crear lo imposible para retornar a lo que era la Semana Santa.

Así que la venerada imagen de Jesús Nazareno El Rico no sólo ostenta ese centenario privilegio de dar una segunda oportunidad al penado, también tras su estampa quedan historias como la de ahora, cruces que vinieron a recuperar lo que se habían encargado en hacer desaparecer.