Algo más de 1.200 hermanos de Zamarrilla están hoy llamados a las urnas. Es la primera vez en diez años, tras una larga intervención del Obispado de Málaga que, sin embargo, no ha logrado aunar a los hermanos detrás de una única candidatura. Federico Schneider y Rafael Gallego aspiran a ser el próximo hermano mayor de la cofradía trinitaria y normalizar la hermandad tras este largo proceso en el que una junta rectora se ha encargado de dirigir la corporación. La votación será de 12.00 a 21.00 horas.

Schneider destaca que la cofradía está preparada para afrontar unas elecciones y resalta la necesidad de fomentar la participación de los jóvenes.

¿Qué ha motivado que dé un paso adelante y se presente como hermano mayor?

Esto es un proyecto que comenzó hace unos cinco años. Desde 2009 hemos estado manteniendo reuniones periódicas y tratando de mantener el contacto entre los hermanos, más allá de la cita del Jueves Santo. Una vez llegado el momento el grupo no tuvo dudas de que había que dar un paso al frente y decidió que yo tenía que encabezar este proyecto y presentarnos a las elecciones. Consideramos que todo el trabajo iniciado años atrás tenía que ser conocido y compartido por todos los hermanos, y materializarse en la cita de hoy en las urnas. En este tiempo han sido muchos los jóvenes que se han sumado al grupo y que nos llenan de ilusión y ganas de trabajar por un futuro mejor en Zamarrilla.

Después de diez años de intervención, ¿cómo está la cofradía?

Estoy convencido de que la cofradía, ahora mismo, ya está preparada para afrontar unas elecciones porque, después de todo este tiempo, todos los hermanos hemos tenido la capacidad de reflexionar sobre las circunstancias que nos llevaron a la situación de provisionalidad que se produjo en 2005. Estamos convencidos de que esto no puede volver a repetirse. Además, se ha ganado en formación religiosa, han mejorado las relaciones con el Obispado y los hermanos somos más conscientes de la importancia que tiene la vida en hermandad. Éste es el camino que proponemos.

Sin embargo, no se ha podido conseguir una candidatura única. ¿Qué ha fallado? ¿Sigue habiendo división?

Pienso que no ha fallado nada. Es verdad que se han producido muchas reuniones y encuentros entre los dos grupos puesto que las líneas de actuación proyectadas por ambas son parecidas. Pero han sido pequeños detalles los que, finalmente, han dado lugar a que no se consiga una unificación. Tengo que decir que siempre ha existido una gran cordialidad y eso da un ejemplo de cómo queremos hacer las cosas de cara al futuro.

¿Cuáles son los principales proyectos que plantean?

Las bases del proyecto que encabezo son muy claras y realistas. Nos ajustamos al momento de dificultad económica que vive la cofradía. La prioridad es pagar la restauración de la Ermita de Zamarrilla. A partir de ahí, proponemos consolidar la unión de los hermanos e incorporar a la juventud en la cofradía. Queremos ilusionar a todos los que quieran unirse a este proyecto, abrirnos al barrio y trabajar en labores solidarias. También queremos crear una comisión para estudiar la salida del Santo Suplicio, y crear una sección de nazarenos para incorporarla a la procesión del Jueves Santo. Otras líneas de trabajo son el cuidado de los cultos, crear un grupo de trabajo para organizar la procesión, fortalecer la Banda de Música de Zamarrilla, formar un grupo joven con tareas efectivas, escuchar a los hermanos con buzones de sugerencias, retomar actividades como la caseta de feria, verbenas, rastrillos y hacer que la procesión vuelva por la calle Trinidad, arropados por la gente del barrio.

¿Cuál es la principal virtud de la cofradía?

Los Titulares, sin ninguna duda, el fervor popular que despiertan en la ciudad y las visitas diarias que reciben en nuestra ermita, están por encima de quién sea hermano mayor o quién se presente a unas elecciones. Las personas pasamos, pero Ellos siempre están y estarán ahí. Y, por supuesto, todos los que componen esta gran hermandad. Zamarrilla no sería lo que es sin el entusiasmo, dedicación y fe de sus hermanos.