Pendientes, collares de perlas, encajes de fino bordado, partituras de marchas triunfales, peinetas rematadas con diamantes y bordados en oro sobre tisú. La exposición del ajuar de la Virgen del Rocío inaugurada ayer en la sede de la Agrupación de Cofradías, muestra una parte importante del ajuar atesorado para la Coronación Canónica de la imagen, que se celebrará el 12 de septiembre.

Esta exposición es uno de los actos preparatorios de la Coronación Canónica y una forma de acercar este acto a los malagueños. La idea de la cofradía es que el mayor número de personas pueda acercarse a ella y conocer las piezas que le han regalado por esta efeméride, por lo que permanecerá abierta, con entrada gratuita, hasta 3 de septiembre en horario de 10.00 a 13.30 horas y de 18.00 a 21.00 horas.

Las piezas conforman un recorrido por la explosión de alegría que supone la Coronación de la popular imagen del Rocío, con numerosas personas y entidades volcadas en su celebración. Son muchos los regalos que aparecen dispuestos por las vitrinas, donde los carteles informan puntualmente de las donaciones. Sin embargo, hay dos piezas que se llevan el protagonismo de la muestra, como son el halo de coronación y el manto de procesión.

El halo destaca en una vitrina propia, en el centro de la sala donde se recoge el grueso del ajuar de la Virgen. El orfebre sevillano Juan Borrero, acompañado de su padre, no se quiso perder ayer la ocasión de acudir a la inauguración de la exposición, donde se muestra públicamente el halo que han realizado. Con cierta emoción recibieron las felicitaciones de los hermanos del Rocío, tras ver una pieza con doce estrellas de delicado labrado. Cada estrella, de siete puntas, mantiene ese simbolismo que trabaja la cofradía y que se recoge en el suelo del camarín de la Virgen. Siete puntas, una por cada uno de los dones del Espíritu Santo, pero también por cada una de las calles que desembocan en el Jardín de los Monos. Barrio y mensaje teológico unidos en una pieza.

El manto de procesión bordado por la malagueña María Felicitación Gaviero es la otra gran pieza de la exposición. Se descubrió al final de la muestra en la iglesia de San Julián, donde está desplegado en toda su magnificencia.

Un trabajo prolijo en técnica y gusto, que está llamado a marcar un antes y un después en la imagen de la cofradía en la calle, además de mostrar el salto de calidad que ha dado en pocos años.