­El Obispado ha tenido que tomar cartas en el asunto y a través de una circular dirigida a las cofradías, recuerda a estas instituciones que sus casas hermandad tienen licencia solo de apertura para actividades propias de asociaciones públicas de carácter religioso y que no son bares.

El delegado episcopal, Antonio Coronado, firma una misiva con fecha de 25 de agosto pasado en la que asegura que el Obispado ha recibido «varias críticas sobre el uso que algunas cofradías están haciendo» de sus sedes. «Incluso ha habido alguna denuncia al Ayuntamiento», agrega la carta, a la que ha tenido acceso La Opinión de Málaga.

Las quejas en este sentido son de dos tipos: «realizar actividades que producen ruidos, que sobrepasan los decibelios permitidos y molestan a los vecinos»; y «llevar a cabo actividades propias de restaurantes, para lo cual se necesitan las licencias oportunas».

A través de esta circular, el delegado pide mesura a las hermandades y les recuerda que en estos edificios de su propiedad no deben realizar «actividades fuera de aquellas para las que han sido construidas, sin contar con los permisos oportunos». Y va más allá, ya que, aun cuando las cofradías puedan obtener la necesaria licencia para ello, Coronado insiste en que estas actividades no deberían salirse del «espíritu» de las hermandades y cofradías, además, como es lógico, de respetar lo establecido en las ordenanzas municipales.

En los últimos años las cofradías se han destacado por organizar todo tipo de eventos, además obviamente de los de culto que establecen sus reglas, dirigidos a fomentar y difundir la devoción hacia sus sagrados titulares. La presencia de barras y bares es común en la mayoría de casas hermandad y en la gran mayoría de los casos los usuarios son los propios cofrades. Los posibles beneficios de estas instalaciones se destinan a la bolsa de caridad y la obra social que realizan las corporaciones.

También celebran cenas benéficas o verbenas, también con carácter social.