Rodeada de edificios modernos, en el corazón del barrio de la Victoria, la ermita de San Lázaro es un hito de religiosidad popular. Un referente de devoción al que el fiel, sin importar edad ni condición social, ni siquiera procedencia, acude a orar, pedir o dar las gracias por algún favor recibido. Allí, en el altar mayor de esta auténtica catedral del pueblo, les recibe la Virgen del Rocío. No es casualidad, por tanto, que sea ahora Málaga la que quiera corresponder tanta escucha paciente, tanta intercesión y mediación milagrosa, y vaya a coronar a su Novia.

La calle de la Victoria termina en el conocido como Jardín de los Monos. Del antiguo hospital de San Lázaro queda la capilla. Solo. Allí donde ya no alcanza la sombra de las jacarandas en flor en mayo. Este centro sanitario que tenía la función de lazareto fue fundado por los Reyes Católicos en 1491, poco después de la reconquista de la ciudad. Este hospital sufrió muchos daños con la inundación de 1628, según relata Rosario Camacho en su Guía histórico-artística de Málaga, aunque se reconstruyó posteriormente y desempeñó una actividad importante durante la epidemia de peste de 1637.

La iglesia de San Lázaro, parroquia desde 1953 (designada por el obispo Ángel Herrera Oria, ya que hasta entonces pertenecía a Santiago), en la actualidad in solidum con la basílica de la Victoria desde septiembre de 2014, es de estilo mudéjar. Tiene una sola nave con el presbiterio en alto y se cubre con dos armaduras de madera, cuadrada y rectangular. Desde 1711 es la sede de la sacramental de Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, que se funda en 1706. Y desde 1938, recibe allí culto la Virgen del Rocío. La actual de Pío Mollar, ya que la anterior desapareció en 1931.

La iconografía, tan rompedora como novedosa, representaba a una imagen gloriosa de la Virgen y la advocación Rocío, ahora tan reconocida, fue una auténtica revolución en su día. A todo ello habría que unir el llamativo color blanco usado para ataviar a la imagen, que ya llevó a los malagueños presentes en su primera salida procesional a denominarla como la Novia de Málaga.

Su impacto devocional fue tal, que la otrora hermandad de los Pasos pasó a denominarse popularmente como la del Rocío. Santo y seña de la Victoria, el último barrio histórico que rebosa vida.

La iglesia se restauró en 1948, bajo la dirección del arquitecto Enrique Atencia. Las obras fueron financiadas por el Gobierno Civil y la propia cofradía, siendo hermano mayor Luis Medina Montoya. Aún se conserva, junto a la puerta principal, una gran cruz en piedra que formaba parte de un vía crucis que sube al monte Calvario y que se fecha en 1753.

Durante algunos años, en la década de los 60 del siglo pasado, la cofradía llegaba a derribar parte del muro lateral de la iglesia para salir de su interior, reconstruyéndolo después de cada procesión del Martes Santo.

En 1997 y 2004 fue de nuevo rehabilitada, ampliándose sus dependencias. Hace unas semanas las cofradía ha concluido también obras de mejora en el camarín de la imagen. Prácticamente se ha hecho nuevo, con la incorporación de azulejería andaluza en tonos azules con letanías marianas.