Tras la toma de Málaga por los Reyes Católicos en 1487, la adjudicación de los viñedos fue considerada como una valiosa recompensa para los más prestigiosos magnates de la Reconquista, contribuyendo a ello la concesión de grandes prerrogativas; confirmadas por los monarcas en Real Cédula de 12 de enero de 1502, ordenándose la creación de la Real Hermandad de Viñeros de Málaga.

La hermandad gremial, aunque por sus características y su corporativismo económico excede de dicho término, dio origen a la religiosa. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue fundada el 19 de marzo de 1615 en la iglesia conventual de Nuestra Señora de la Merced, «para en ella tratar y conferir lo que conviniere para la guarda, conservación y aumento de sus viñas y heredades». Las ordenanzas se aprobaron al año siguiente; aunque más adelante, en 1651, se reformaron adquiriendo un mayor espíritu religioso.

Escogieron como patrono y protector a una imagen de Jesús Nazareno que había cedido a los religiosos mercedarios el provincial de la orden, fray Antonio de Valladolid, enviándola desde Sevilla en los inicios de la orden en Málaga, en 1499. Es probable que no se trate de la misma imagen que aparece en las primeras fotografías, ya que no corresponde en estilo, pudiendo haber encargado la hermandad una nueva a finales del siglo XVII o una restauración de aquella.

A esta imagen se le atribuyeron numerosos milagros, como la leyenda de la absolución de los pecados del arcabucero antes de partir hacia el frente o la de la túnica de Reinés, llegando a ser considerada la imagen de más fama milagrosa en Málaga.

En estos primeros años destacó la figura de fray Miguel del Pozo Ocaña, quien tenía especial devoción a Jesús de Viñeros y al que se le debe la capilla y el camarín en la antigua iglesia. Durante la edificación del nuevo templo mercedario, la hermandad solicitó en 1785 licencia para procesionar a la sagrada imagen.

En las constituciones de 1789 se describe la salida procesional: reunida la hermandad en la Merced el Jueves Santo a las dos de la tarde, alumbrando a la imagen titular con devoción y llevándola doce hermanos en silencio; debiendo estos últimos costear los correones y horquillas. Entre los cultos previstos en estas constituciones, tuvo gran repercusión el que trataba de la Bula Ad Augendam Fidelium Religionem del papa Pío VI, por la que había concedido el 24 de agosto de 1784 el Jubileo perpetuo de las XL Horas a la iglesia conventual; señalándose para ello los primeros cuatro días del año y celebrando función principal el uno de enero. En estos años la hermandad obtuvo gran número de gracias reservadas a los religiosos de la Merced.

En la invasión napoleónica, la hermandad acordó el 2 de junio de 1808 entregar a la Junta de Defensa de la Ciudad el producto de la venta de numerosos objetos de plata. Cuando en 1810 los franceses ocuparon Málaga, se salvó la imagen al ser trasladada al convento del Ángel. Volvió a reorganizarse en 1815, con la intención de alcanzar la magnificencia de antaño. Ejemplo de ello, el acuerdo de 4 de febrero de 1816 para construir un lujoso trono para el Nazareno, con incrustaciones de plata según el diseño presentado por Onofre Rodríguez.

Las salidas procesionales en el siglo XIX fueron escasas; como la rogativa de 1856, en la que llegaron hasta la Fuente de Olletas; o el Jueves Santo de 1861, haciendo estación de penitencia en la Catedral junto con la Sangre y la Columna. Destacable el cortejo de 1850, con más de cuatrocientos penitentes con cera negra y «bastantes sacerdotes con estola y niños de Providencia».

A finales de esa centuria entra en una grave decadencia, coincidiendo con la crisis económica que atravesaba Málaga, provocada por la filoxera de las viñas y por la epidemia de cólera de 1885. A partir de 1921 no se encuentra documentación de su posible actividad, siendo quemada la imagen el 12 de mayo de 1931 en el exterior de la iglesia.

Se reorganizó en 1947 en la iglesia de los Santos Mártires, encargándose una nueva imagen al escultor Adrián Risueño. La junta reorganizadora se propuso restaurar inmediatamente los cultos eucarísticos de regla, fomentando entre sus hermanos la devoción al Santísimo Sacramento y a la Sacritísima Pasión de Nuestro Señor Jesucristo; estableciéndose en los estatutos aprobados en 1948 el privilegio especial de hacer estación en la Catedral. Al año siguiente efectuaría la primera salida procesional de esta nueva etapa.

Su establecimiento definitivo en la iglesia de la Aurora y Divina Providencia, las Catalinas, se produjo en 1950. Doce años más tarde se fusionó con la Hermandad de Nuestra Señora del Traspaso y Soledad, fundada en 1663 como escisión de la propia de Viñeros, según Díaz de Escovar, y reorganizada en 1938. Se sustituyó en 1976 la imagen de Risueño por la actual de Buiza, manteniéndose la impronta del primitivo Nazareno de la Merced.

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