El Cristo de la Sangre salió desde el interior de San Julián sobre las 19.30 horas en una imagen inédita y que ha servido para redescubrir el crucificado de Palma Burgos. Solo en el trono, sobre monte de lirios morado y sin más imágenes que distraigan la vista de este imponente crucificado. El Vía Crucis de la Agrupación de Cofradías, que presidió este Cristo, nos regaló el impacto de ver la obra de Palma Burgos con otra dimensión diferente a la que es habitual el Miércoles Santo.

La música de capilla, con la que se acompañó al largo cortejo en el recorrido de ida a la Catedral, fue el complemento perfecto a la estampa del crucificado en el trono de la Hermandad de la Expiración de Villanueva del Trabuco. Precisamente este último elemento merece una acotación, ya que esta pieza se presentó rotunda, sobria y adecuada para llevar al Crucificado. Una buena elección de la archicofradía.

El primer tramo de la procesión, desde San Julián hasta la Catedral, se hizo en compañía de un público creciente. Hubo un efecto arrastre conforme avanzaba el cortejo por el Centro, con la anécdota de que apenas en apenas 50 metros coincidieron el cortejo del Vía Crucis en la calle Granada y una protesta de la CNT en la plaza de la Constitución. Málaga diversa y heterogénea.

El Vía Crucis se rezó en el interior de la Catedral en un ambiente de recogimiento y solemnidad, con una selección de lecturas con la guía de la celebración del Año de la Misericordia en la Iglesia.

Hermanos mayores de cofradías de Pasión, miembros de la junta de gobierno de la archicofradía de la Sangre, el presidente de la Agrupación, el pregonero, el subdelegado de Defensa y el hermano mayor de la Expiración de Villanueva del Trabuco se encargaron de leer las estaciones del Vía Crucis, que cerró el obispo de Málaga, Jesús Catalá.

La procesión de regreso cambió el tono del cortejo. La incorporación de la Agrupación Musical de San Lorenzo Mártir restó el lógico recogimiento del recorrido de ida hacia el Vía Crucis y aportó un tono más cofrade.

Las marchas de la Agrupación Musical levantaron el trono y realzaron el paso por la siempre recomendable calle San Agustín, la subida por la calle Granada o el último tramo antes de recalar en la iglesia de San Felipe Neri.