Los traslados se siguen sucediendo a lo largo de esta semana. Ayer se produjeron dos que muestran dos formas diferentes de concebir estos actos. La cofradía del Rocío celebró un traslado muy popular, con una gran afluencia de público en el entorno de San Lázaro. Por su parte, la Salutación optó un año más por un vía crucis claustral en el interior de San Felipe Neri, donde predominó el ambiente recogido.

La cofradía del Rocío hace un traslado sencillo, pero muy concurrido. Apenas media hora y cuatro calles le bastaron para llegar a su casa hermandad, con los titulares compartiendo unas andas adornadas con claveles sangre, cardos y lirios morados, así como el acompañamiento de la Banda de Música de la Paz.

La Virgen llevó en el pecho una Medalla al Mérito Civil regalada por un policía nacional hermano de la cofradía y al que se la impusieron tras salvar a varias personas.

El Nazareno de Salutación, por su parte, estuvo expuesto en besapié durante todo el día. A las 22.00 horas se abrieron las puertas de San Felipe para el acceso de los fieles que iban a participar en el vía crucis, que comenzó media hora después.

El director espiritual de la Salutación, Gabriel Pérez, fue el encargado de rezar las catorce estaciones, acompañado del coro de antiguos alumnos de San Estanislao.