El Viernes de Dolores se ha convertido ya en el inmediato prólogo de la Semana Mayor. Ayer, los cofrades miraron al cielo y sonrieron al ver que ni una gota empañó las siete procesiones ni los numerosos traslados y entronizaciones que se produjeron en la ciudad a lo largo de la jornada.

Por la mañana, en el colegio de Gamarra se volvió a vivir una jornada cofrade plena y con la novedad de la primera salida del Cristo de la Soledad, que acompañó a la Virgen del Dulce Nombre en su recorrido por el interior del recinto escolar. Tres bandas participaron en la comitiva nazarena, en el que el color amarillo predomina: la de la Victoria, la del Puerto de la Torre y la Expiración, tras la Virgen, que lucía una candelería con un discurso iconográfico dibujado por Fano.

Ayer también procesionaron Medinaceli, que recorrió el Centro Histórico tras salir desde Santo Tomás de Aquino, en Martiricos; Jesús de la Salvación Despojado de sus Vestiduras y la Virgen de la Encarnación, que lo hicieron en Dos Hermanas tras salir desde el colegio Espíritu Santo; y La Virgen de Lágrimas del Carmen, que recorrió las calles de Huelin tras hacerse a la calle desde San Patricio, una hermandad que cada año tiene más tirón entre los vecinos de la barriada.

Medinaceli repitió la experiencia del pasado año y se alejó de Martiricos para adentrarse en el centro. La agrupación pretendía con este gesto dar un paso más en su camino hacia la constitución como cofradía. Buganvillas lilas a los pies de Jesús de Medinaceli y gladiolos blancos para María Santísima de la Candelaria. El cortejo salía desde Santo Tomás de Aquino a las 16.30 horas acompañado por las Bandas de Música y de Cornetas y Tambores Los Verdes de Almogía para alcanzar su templo pasadas las 12.

En la Divina Pastora, sobre las 7 de la tarde comenzaba, precedida por una misa, la procesión claustral del busto del Cristo de las Lágrimas. Y en Churriana se vivieron también momentos de intenso sabor cofrade con la salida procesional de Jesús Nazareno del Paso y la Virgen de los Dolores, mientras que en el Puerto de la Torre el barrio se volcó una vez más con el Santísimo Cristo de Hermandad y Caridad y Nuestra Señora de los Dolores.

Pero no sólo hubo procesiones, sino que muchas cofradías aprovecharon para trasladar a sus titulares desde sus sedes canónicas hasta las casas hermandad: así lo hicieron Mediadora (en Las Delicias), la Virgen del Monte Calvario, Viñeros (desde la iglesia de las Catalinas a la cercana casa hermandad) y los hermanos del Santo Traslado. Expiración lo hizo a las diez de la noche en San Pedro. Asimismo, fueron entronizados el Cristo de la Esperanza en su gran Amor (San Pablo), el Cristo del Perdón de Dolores del Puente (Santo Domingo) y el Cristo de la Redención (Dolores de San Juan). Asimismo, Santa Cruz hizo su traslado claustral en San Felipe Neri y a las nueve de la noche tuvo lugar el vía crucis oficial de la ciudad en San Lázaro, con la Virgen del Rocío.

Las imágenes de la Salud estuvieron en besapiés y la Virgen del Gran Poder en besamano. Mena, además, celebró una eucaristía en el convento de las Hermanas de la Cruz con la Virgen de la Soledad de Ávalos.

Además, al ser Viernes de Dolores, estuvieron expuestas varias Vírgenes para celebrar su onomástica: así, en San Felipe Neri, los fieles pudieron visitar a la Virgen de los Dolores de Servitas desde las ocho y media de la mañana; también estuvo en besamanos la Virgen de los Dolores de la Expiración en San Pedro (y el Cristo en besapiés), la Virgen de los Dolores de San Juan, en su trono de procesión, fue visitada por numerosos fieles, y la Virgen de los Dolores de los Mártires salió, ya por la tarde, en rosario vespertino por las calles de su feligresía. Y Crucifixión bendecía sobre las 20.00 horas el mosaico que, en honor a la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, encargó al malagueño Daniel García Romero.