Cogiditas de las manos tres caminan. Madre, hija y nieta. Cogiditas de las manos tres caminan. Abuela, madre e hija. En sus ojos se refleja la milenaria estirpe. En sus ojos se vislumbra el parto con dolor, herencia de la primera Eva. Cogiditas de las manos en silencio caminan. No hace falta que hablen. No hace falta caricias. Es tan hondo lo que sienten que el vacío susurra versos escondidos de miriñaques, enaguas y encajes. Cogiditas de las manos juegan a prenderse enamoradas del azahar blanco. A peinar cabellos negros con peines de plegarias. A regalar oídos con piropos. A sonrojar a La Madre. Cogiditas de las manos tres mujeres caminan. Andan para compartir la gloria. Pasos firmes del caído tres veces. Sustentos de sus casas. Piedra infinita donde apoyarse. Valientes y decididas. Besos de caramelo y noches en vela. Sonrisas sinceras. Inocentes confesiones. Cogiditas de las manos tres madres caminan. Dos lo son y otra lo será. Camino del casamiento van. Cogiditas de las manos hacia la gloria caminan.

Por el que no está. Alfiler prendido de dolor. Por el que vendrá. Alfiler hecho de ilusión. La sangre de tu sangre a tu lado está. Alfiler por la incomprensión. Alfileres que duelen por la desigualdad. Alfileres de amistades sinceras. Alfileres de desencuentros. Alfileres de vida plena y de enfermedades terribles. De superación y de cuidados. Alfileres triviales. Alfileres que duelen por el silencio de no denunciar. Alfileres de las segundas oportunidades. Alfileres de lo imposible. Alfileres de las que no están por la maldita lacra del machismo. Alfileres, Madre, prendidos a tus sienes para que recuerdes lo que sufrimos. Alfileres para que quedemos fijados a tu nombre por siempre Rocío Cogiditas de las manos tres mujeres están en un altar. Contemplan los corazones que laten al azar. Cogiditas de las manos tres mujeres no paran de llorar.

Ritual secreto. Mejores galas. Mirada infinita y brazos abiertos. Te habla. Te dice. Te llena. Una a una se acerca. Una a una te ruega. Y no sé qué le dirán que siempre sonríe. La luna envidia la blancura. La Victoria se estremece entre el sentimiento de perderla por unas horas o de recibirla en un duelo familiar. Por mi hijo. Por el trabajo. Por tantas vanidades y por tantas necesidades. Colonia para su pelo. Encajes en su pecho. Cogiditas de las manos tres almas navegan por un torrente de amor. Saeta, piropos. Pendientes de oro que se precipitan. Peinas que rozan lo etéreo. Peinas que recuerdan el paso al inframundo. Plata doliente que atraviesa costados. Filigrana de pecados prendidos en su pelo. Lanza de envidias. Lanza de miedos cada púa. Broches que cierran heridas de pechos entrelazados por el lazo rosa. Nombre que recuerda las cinco letras de la creación rozando el encaje. Laberintos primorosos de puntadas con hilo de las primeras gotas de la mañana. Cogiditas de las manos en los bancos están. En silencio solo pueden rezar. Tanto y tanto que remediar.

La puerta se abre y el claroscuro nos azota para despertar. A tu destino vas. Te alejas susurrándonos que volverás. A tu trono te subirán. Y en tu grandiosa inmensidad chiquita y frágil parecerás. Ay virgencita de noches de primavera, donde el escalón de una iglesia ha fraguado vidas eternas. Virgencita de la infinita sonrisa. Del baluarte pendenciero de tu barrio ¿por qué tienes que marchar? Qué harán Las Lagunillas o a dónde mirará El Compás. En unas sencillas andas alejándote te vas. La campana tañe. La espadaña llora. Cogiditas de las manos contemplan tu marchar. Cogiditas de las manos con orgullo de túnica morada saldrán. No preguntes su nombre. No entiendas nada de lo que te he relatado. Si alguna vez te invitan lo comprenderás. Mientras si me ves caminando furtivo siguiéndola por cada calle. Esperándola en cada curva. Amigo o amiga que pierdes el tiempo leyéndome, si me ves al lado de Ella en la distancia de la cercanía pregúntame por el nombre de las tres mujeres que se cogen de la mano que señalándote a un sitio lo descubrirás. Cogiditas des las manos a su lado están y siempre estarán. Cogiditas de la mano abuela, madre y nieta a su encuentro van.