Desde el principio se guardaron las apariencias, el protocolo que mandaba que todas las cofradías pidieran permiso para realizar el recorrido oficial. La paradoja, subraya Trini García-Herrera, archivera de la Agrupación de Cofradías, es que «siempre la venia se ha pedido al final del recorrido porque la tribuna central siempre estuvo ahí (en la actual plaza de la Constitución), cuando debía pedirse al principio del recorrido, cuando entran en la Alameda».

Otra peculiaridad de la Semana Santa de Málaga fue la presentación por la Congregación de Mena de venias redactadas con caligrafía artística en un pergamino y que eran entregadas al presidente de la Agrupación de Cofradías en el palco de la plaza. El archivo de la Agrupación conserva dos, uno fechado el Jueves Santo de 1930 y el segundo, más deteriorado, de 1950.

Con respecto al primero, Trini García-Herrera apunta que fue obra de José María Revello de Casas, padre del pintor Félix Revello de Toro, pues por entonces ocupaba el cargo de secretario de Mena y además era calígrafo. Del segundo no se conoce la autoría.

La petición de venia de 1930 concluye diciendo que «al ofrecer a la pública veneración el prodigio de sus tallas y la religiosidad y sencillez de su culto procesional, anuncia respetuosa y humildemente su desfile».

La de 1950 termina con estas palabras: «Pide a V.E. autorización para desfilar».

Trini García-Herrera apunta además que el archivo se puso en contacto con Mena para comentarle que conservaba esas dos peticiones de venia, lo que ha motivado a la Congregación a retomar la tradición, parece que desde 2014.

Las tribunas. Las peticiones de venia entroncan, cómo no, con las sucesivas tribunas que ha tenido la Agrupación de Cofradías en la actual plaza de la Constitución y de las que el archivo tiene numerosas fotos. La primera tribuna, de madera, de 25 metros de largo por siete de ancho y capacidad para 300 personas, se instala en la Semana Santa de 1921, el mismo año en que se constituye la Agrupación de Cofradías, que ya cuenta con recorrido oficial -algo distinto al actual, pues todavía no contemplaba la Alameda, que se incluirá a partir de 1925-.

Tras la quema del patrimonio cofrade en 1931, la Semana Santa se interrumpe hasta 1935, cuando en la plaza de la Constitución se coloca una pequeña tribuna municipal porque la de la Agrupación se había deteriorado por la humedad.

De 1942 es la siguiente tribuna, un grandilocuente diseño de Enrique Atencia, realizado en madera y decorado con los escudos de las cofradías que dibujaría Ricardo Ansaldo. El recambio vino en 1961 con una tribuna metálica hecha en Madrid que recibió muchas críticas por la incomodidad y falta de visión, lo que obligó a encargar otra más pequeña a los talleres malagueños de la Vers.

La jubilación se produjo casi medio siglo después, en 2003, con la polémica tribuna de 120 toneladas de acero y capacidad para unas 1.500 personas, rebajada de altura este año. Para muchos malagueños sigue siendo un exceso.