La Virgen de la Trinidad ha revolucionado su profesión por su barrio. Su estética ha cambiado, ha ahondado en el sentido glorioso de la procesión y le ha dado un nuevo aire a una salida procesional que está llamada a convertirse en un referente en el mes de mayo y recuperar así la identidad y el orgullo de su barrio.

Un triunfo de plata enmarcaba la imagen de la Trinidad y anunciaba que no era Lunes Santo y no estaba en el Centro. Es tiempo de gloria y de barrio, del barrio que lleva su nombre y que no hace tiempo vivía sus fiestas en estas fechas. El sábado, durante unas horas, la Virgen de la Trinidad anunciaba esa alegría. El trono sobre el que iba la imagen llevaba, además, cuatro arbotantes, uno en cada esquina, y dos arbotantes en los laterales, cedidos estos últimos por la Soledad de San Pablo.

Un detalle más del cambio de esta procesión fue la lluvia de 'aleluyas' que jalonaron el recorrido de la Virgen en varios puntos de su itinerario. Una lluvia de jaculatorias que se inició en la salida y sembró la procesión de mensajes de alabanza a la Virgen. Además se aprovechó para impulsar la devoción a esta advocación, repartiendo más de 20.000 estampas con la imagen de la Virgen de la Trinidad.

El cortejo de la procesión, formado por más de un centenar de hermanos con velas, recorrió las principales calles del barrio, incluida la estación en la iglesia conventual de la Trinidad, pese a las obras de rehabilitación de la fachada, y la visita a las hermanas clarisas que regentan el convento. La vista a la Peña Trinitaria es ya un clásico de su recorrido, que este año incorporó a la Colonia de San Eugenio.

La Virgen lució su saya rosa, en consonancia con un exquisito exorno floral formado por rosas, fresias e hypercurium en tonos blancos. Además llevó el antiguo manto de procesión de Juan Rosén, que hacía nueve años que no sacaba en procesión.

La Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Cautivo abrió el cortejo y llamando con su música a los vecinos para que acudieran a ver la procesión. La Banda Sinfónica de la Trinidad acompañó al trono con un repertorio en el que predominaron las marchas dedicadas a esta imagen y que cuenta con grandes composiciones. 'Alma de la Trinidad' recibió al trono en la calle, nada más salir del interior de San Pablo a una concurrida y soleada plaza. La música completaba así una espectacular puesta en escena donde la plata brillaba con los rayos de sol de la tarde. La entrada a la calle Trinidad, tras la visita a la sede de la Peña Trinitaria, se hizo con 'Coronación de la Trinidad', a la altura de la casa hermandad de la Salud, y 'Trinidad Sinfónica'.