La fiesta del Corpus Christi en Málaga nunca tendrá el mismo boato que en Toledo ni movilizará el despliegue visual de Valencia. Sin embargo, parece que el Cabildo Catedralicio está tomando conciencia de la importancia de esta festividad y procesión. De hecho, es la procesión de las procesiones, al recorrer las calles el Santísimo. Pocas cosas hay más importantes para un católico. Todavía es pronto para calibrar el alcance de los cambios que se están operando, pero pese a tener este año un recorrido especialmente corto -el mínimo posible- se apreciaron gestos que invitan al optimismo. Y falta hace para una procesión que necesita recuperarse ya. Los ocho altares son una muestra de ello, lo que equivale a una mayor implicación social y que el recorrido adquiera más empaque. Pero hay más, como que el Señor de la Cena presida el altar de la Agrupación de Cofradías, lo que vuelve a poner las cosas en su sitio. También es destacable la restauración y enriquecimiento del templete donde va la custodia y que va ganando en dignidad. Las representaciones de las cofradías fueron, en general, numerosas, con cuerpo de velas en muchos caso. Lástima que el público no responda.

Hay un debate que marcará el Corpus Christi del año 2017 y es el futuro del recorrido. El itinerario elegido este año es muy corto. Más que otros al eliminar el paso por Méndez Núñez, plaza de Uncibay y Calderería, ya que la Cena no ha montado altar propio al protagonizar el de la Agrupación. Haría falta un recorrido más largo, que permita en un futuro aumentar el número de altares y que la cabeza de la procesión no vaya pisando los talones a la cola del cortejo, como ocurrió. El Cabildo cuenta con cinco propuestas sobre la mesa, con la Catedral como eje alrededor de la cual pivotaría el recorrido. De este debate puede salir un Corpus más fortalecido.

Procesión

La procesión de ayer siguió un esquema parecido al de los últimos años. La salida a las 18.30 horas del largo cortejo permitió visualizar una amplia representación de distintos movimientos eclesiales. Las cofradías de Gloria y de Pasión, agrupadas o no, la Adoración Nocturna, la hermandad de los Patronos, de la Victoria, los arciprestazgos representados por grupos de fieles; los presbíteros; seminaristas y los canónigos de la Catedral. Pese a la complejidad de armar el cortejo y seguir el protocolo, la procesión salió en hora y con orden, abierta por una escuadra ecuestre de la Policía Local y la Banda de Cornetas y Tambores de los Bomberos. A mitad del cortejo iba la Banda Municipal de Málaga, con un repertorio de marchas eucarísticas. Tras la carroza, precedida por los acólitos turiferarios desplegando nubes de incienso, , con el templete ampliado con una nueva altura y adonado con faroles de la Salutación.

Se echa de menos a los «seises», figuras que fueron recuperadas hace unos años y que aportaban cierto toque de tradición.

La carroza, con un exorno floral de flores blancas, fue conducida por hermanos de la Congregación de Mena, dirigidos por el albacea general de las cofradía, Pablo Krauel.

El obispo de Málaga, Jesús Catalá, procesionó detrás de la carroza con el Santísimo, después de colocar el viril en la Custodia y entronizarlo en la escalera de la puerta de la Encarnación, que da a la plaza del Obispo y es fachada principal de la Catedral.

Le seguía el palio de respeto, que fue llevado por turnos por respresentantes de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, la Agrupación de Glorias y la Adoración Nocturna.

Los cánticos del pueblo es un aspecto de difícil solución. La megafonía propia es por ahora la salida adoptada, con Felipe Reina y Alfonso Arjona dirigiendo las canciones.