Toda obra literaria, toda historia, novela o ensayo cuenta con una estructura común que involucra el lector, mantiene su interés y lo atrapa hasta la última página. La Semana Santa es el gran teatro de la religiosidad popular en Málaga, un vestigio de aquellos autos sacramentales del Barroco que servían para enseñar a quienes no sabían leer. Mucho ha cambiado todo desde entonces, desde luego, pero la misión fundamental de las cofradías sigue siendo la misma: transmitir el mensaje de Cristo en su Pasión, Muerte y Resurrección. Y esa catequesis está presente en la pintura de Raúl Berzosa, que se ha presentado este jueves en el Echegaray. El artista ha pintado la introducción, el nudo y el desenlace de la Semana Santa de Málaga en el cartel oficial de 2017.

El Señor de la Humildad es la figura protagonista. Pero no es el único. Existe un alfa representado por la Pollinica y un omega, con el Cristo Resucitado, a su vez un nuevo principio, que en un nivel inferior escoltan al portentoso titular de Francisco Buiza, todo ello pintado con maestría por Berzosa, un autor con una especial sensibilidad por lo sacro. El Cristo de la Humildad, perfectamente reconocible, pero representado además con clámide púrpura y sin la caña a modo de cetro, que le fue entregada en el pretorio y que lleva en sus manos cada Domingo de Ramos.

En la parte superior, la leyenda Málaga 2017, con caracteres tipográficos muy modernos y en color blanco; y en la inferior, Semana Santa, utilizando en la grafía el escudo de la Agrupación, en amarillo. Pétalos de flores caen sobre las imágenes. De fondo, la torre de la Catedral, a la izquierda, con nazarenos de capirote morado y palmas, a sus pies; y a la derecha se adivina el trono de la Virgen de la Paloma, con sus nazarenos de capirote blanco. Es la presencia mariana en el cartel.

Javier González de Lara, presidente de la CEA, pintor y cofrade del Calvario, fue el encargado de presentar el cartel. «Puedo afirmar que el cartel se convierte en verdadero testimonio de fe, cuando se pinta como él ha reflejado a la Semana Santa de Málaga: con un mensaje claro, conciso, pero también completo», señaló.

«La forma de expresar esta Fe, a través de nuestras claves culturales, de nuestra historia y la evolución de nuestras costumbres y nuestro arte, es lo que ha ido configurando con el paso del tiempo la Semana Mayor que hoy conocemos, vivimos y celebramos: sentimiento hecho arte, y Fe hecha oración plástica», dijo González de Lara.

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En la presentación, González de Lara explicó sobre la obra que "un marco rectangular verde y morado retiene lo que está por acontecer. Las letras de MÁLAGA en caracteres tipográficos modernos, de enorme actualidad, representan un gran arco de la Ciudad que se prepara para la Semana Mayor. Como si el Señor pasara debajo del mismo para bendecir a la Málaga que Berzosa lleva en sus vivencias y en su corazón. Tan es así, que en la dedicatoria que el artista graba para siempre en su margen inferior derecho, puede leerse un escueto pero solemne: "A mi ciudad".

Y toda esa simbología, incluso la tipografía inferior, difiere de la grabada en la parte superior del cuadro, adoptando un sentido más sobrio, más clásico cuando pinta las palabras mágicas: "Semana Santa". Incorporando la Cruz de la Agrupación de Cofradías en una gran "letra A mayúscula" que emerge de forma contundente sobre las demás. Es un reconocimiento a la tradición, tributo a la entre comillas, "madre de todas las hermandades".

Tras las imágenes del Señor de Pollinica y el Resucitado aparecen dos cortejos nazarenos: el primero, formado por capirotes morados y palmas, rememora la primera jornada procesionista. A su vez, junto a la talla de Capuz, capirotes blancos escoltan al símbolo de la Pascua y al trono de María Santísima de la Paloma, quien ocupa un espacio destacado al fondo de la creación y que refleja la profunda vinculación que mantiene el pintor malagueño con esta advocación.

El lado izquierdo de la obra queda enmarcado por el símbolo de la iglesia diocesana malagueña: La Catedral, vista desde una perspectiva que encuadra la fachada de la Encarnación, como símbolo "de reconocimiento ante los fieles de su grandeza, a la vez que de su indispensable custodia a lo largo nada menos que de dos milenios", según definió González de Lara en su presentación. Todo el conjunto de la obra queda delimitado por los tonos en crema del fondo y una petalada de color rojo, símbolo de la Pasión de Cristo.

Berzosa: "He intentado hacer una obra cofrade"

Raúl Berzosa, quien agradeció la oportunidad que la Agrupación de Cofradías, definió su trabajo como una vía de apoyo a la fe de los cristianos: "Yo he intentado hacer una obra cofrade, pero al mismo tiempo con un sentido religioso, no quedarme en la representación de tal o cual imagen; sino aprovechar el cartel para dar una clase de catequesis, parece obvio hablar de la relación cartel de la Semana Santa y religión, pero en los tiempos que corren donde se busca desacralizar todo, es muy importante que los cofrades luchemos por nuestros valores, nuestras creencias, y cada uno con sus herramientas, en mi caso los pinceles".

Sobre la dedicación al Cristo de la Humildad, Berzosa explicó que "siempre he dicho que soy un cofrade tardío. Yo he crecido en los Maristas y mi recuerdo de la infancia es ir con el colegio a la Victoria y ver un Cristo con manos cruzadas y con una mirada que transmitía paz; esa imagen que me llamaba la atención se repetía en mi casa, en la mesita de noche de mi abuela se encontraba ese mismo Cristo que me transmitía serenidad".

Cerraron el acto el presidente de la Diputación Provincial, Elías Bendodo, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quienes defendieron el papel de las hermandades como eje dinamizador de la vida social de la ciudad.