El paso del tiempo y la propia función procesional de la imagen han hecho una importante mella en la escultura.Jesús Cautivo tiene que ser restaurado para corregir unos problemas estructurales históricos. Y la persona elegida para acometer estos trabajos, tal y como aprobó por unanimidad el cabildo de hermanos de la cofradía en la noche del pasado lunes, es Juan Manuel Miñarro López, reconocido imaginero, doctor en Bellas Artes, profesor de la Universidad de Sevilla y poseedor de un extenso y brillante curriculum. Realizará una auténtica operación y se convertirá prácticamente en cirujano, en el traumatólogo del Señor de Málaga.

Para ello, el Cautivo tendrá que pasar en Sevilla cuatro meses y medio. Una eternidad, para sus infinitos devotos que lo visitan, prácticamente a diario, en San Pablo.

Pero la necesidad obliga. El hermano mayor del Cautivo, Ignacio Castillo, explica que a lo largo de su historia, la imagen ha sufrido varias intervenciones documentadas, y por la cronología con la que se producen, «se puede observar una excesiva reiteración en la necesidad de dichas actuaciones». «El pasado Sábado de Pasión, al bajar al Cautivo de su trono, detectamos cómo las habituales dolencias conocidas de la imagen parecían haberse agravado. Por este motivo, encargamos un diagnóstico de su estado de conservación», señala.

Miñarro realizó una inspección in situ del Cautivo en su capilla el pasado 3 de enero. El objeto primario era la peritación de unas deformaciones y desprendimientos observados en zonas de las tibias y, sobre todo en el pie izquierdo; además de algunas fisuras o pequeños desperfectos en la cabellera. «Miñarro lleva a cabo este estudio y pone especial relevancia en valorar la constitución de los sistemas de anclaje a la peana», continúa Castillo, quien informa además de que se le hizo entrega al restaurador de un conjunto de DVD con la exploración radiológica y tomográfica que se le practicó a la talla en el departamento de Diagnóstico de la Imagen de la Clínica Quirón, de Málaga.

Con lo observado y registrado en su visita a San Pablo, más el estudio y análisis del material radiológico aportado, Miñarro pudo elaborar un diagnóstico y una propuesta de intervención. «Está muy claro que la imagen requerirá una restauración integral muy compleja, que deberá afectar a la mayoría de los elementos estructurales que la constituyen», destaca el hermano mayor.

El cabildo de hermanos de la cofradía aprobó por unanimidad la opción de Miñarro para acometer esta restauración que necesita la imagen de Jesús Cautivo y resolver sus problemas estructurales. «Hay que tener en cuenta el contexto histórico en que se hizo el Cautivo, realizado en 1938 por el granadino José Martín Simón, en plena Guerra Civil y con gran carestía de medios, lo que le impidió elegir la mejor madera para su obra», destaca Castillo.

Lo que propune Miñarro afecta en exclusiva al sistema de apoyo del Señor sobre su peana. Para ello suprimirá unas gruesas barras metálicas que se le añadieron al Señor en la restauración a la que fue sometida la imagen en 1981 por Agustín Clavijo, tras la lluvia que le cayó el Lunes Santo de 1979. «Sin culpar absolutamente a nadie, el paso del tiempo ha confirmado que estos elementos no fueron la solución correcta, lo que ha venido manifestándose en pequeñas grietas producidas por las vibraciones propias que se registran en cada procesión o traslado y las tensiones contrapuestas que ejercen estas barras roscadas de acero en las piernas, y que cada vez son más evidentes y profundas, lo que podría poner en riesgo la estabilidad de la imagen, en el futuro», explica Castillo que asegura el profesor de Bellas Artes en su informe.

Para corregir estas deficiencias estructurales, el equipo de Miñarro necesitará, como mínimo, trabajar sobre la imagen durante cuatro meses y medio.

Después de que el cabildo haya aprobado la propuesta presentada por la junta de gobierno, iniciará los oportunos y preceptivos trámites ante la Autoridad Eclesiástica, para que dé el visto bueno a esta intervención. El objetivo que se marca la cofradía es que el Señor pueda salir de San Pablo tras la Semana Santa.