Acudir a la hermandad para tallarse, recoger la túnica y obtener la ansiada papeleta de sitio puede costar lo suyo. A priori, para aquellos que están al día de sus cuotas ordinarias, trabajan y salen en su cofradía de toda la vida, como mucho, supone privarse de una noche de cine u otro gasto menor; para el chaval, emplear un ahorrillo o pedir el aguinaldo cuaresmero en casa. Pero no nos engañemos, nuestra Semana Santa vive en buena parte de gente que participa en más de una cofradía. Y lo cierto es que para las familias que salen al completo -ese inmenso tesoro que tienen las hermandades- puede conllevar un quebranto; para tanta gente con el bolsillo pelado, una dificultad; para los jóvenes que, en plena etapa de querer meterse bajo los varales de uno y hasta dos tronos -que más de un engorro resuelven- y, aunque sólo fuese en la suya, un escollo insalvable. Para muchos, en definitiva, un considerable esfuerzo; para otros tantos, un elemento disuasorio.

Cierto es que vivimos acostumbrados al sistema, a pagar nuestras cuotas y abonar la salida desembolsando cantidades que se notan en la cartera. Algunos considerarán esto una tontería, teniendo en cuenta que miles de malagueños responden fielmente y llenan cada año varales y tramos de nazarenos, casi pegándose tortas por salir en aquellas cofradías de mayor reclamo. Y que mucho más dinero nos gastamos en otras cosas.

Está claro, las cofradías se han tenido que enfrentar a importantes proyectos patrimoniales -había mucho por hacer, y lo que queda- o a los compromisos hipotecarios para levantar sus envidiables casas de hermandad. Sacar una cofradía a la calle no es asunto baladí, pero puede que sea el momento de pensar también en los hermanos. Pensar que se puede abaratar la papeleta de sitio o convertirla en voluntaria, según qué caso; trabajar durante el año para conseguir fondos, reinventar el sistema de ingresos. Todo ello, en aras de lo más importante: contribuir a una mayor respuesta e implicar a más, a muchos más hermanos en la salida. Porque de eso no andamos precisamente sobrados. Adaptémonos.