El movimiento del bordado, la delicadeza de las puntadas y el simbolismo de los elementos florales elegidos para ser representados son los grandes aciertos del nuevo manto de la Virgen de los Dolores de San Juan, presentada ayer noche en el museo del Palacio del Obispo.

El nuevo manto, diseñado por Fernando Prini y ejecutado en el taller de Manuel Mendoza, supone un paso más en el trabajo para completar el ajuar de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, que en los últimos años ha estrenado el trono del Cristo de la Redención, el trono de la Virgen de los Dolores y ahora el manto, como grandes piezas del ajuar procesional.

El acto de presentación, que contó con la presencia de los autores de la pieza, sirvió para conocer un manto que destaca por su diseño lleno de movimiento. Así, el manto tiene un dibujo de tallos vegetales dispuestos en espiral, alineados unos con otros, y alternándose los grandes con los más pequeños. El diseño de Fernando Prini le confiere una gran originalidad, aunque entroncándose con el diseño de los siglos XIX y principios del siglo XX.

Los tallos, además, van entrelazados y dejando un espacio central donde se disponen distintas flores con una importante carga simbólica. Los motivos florales elegidos están relacionadas con las distintas virtudes de la Virgen: Rosas, tulipanes, azucenas, amapolas y lirios.

Además, se incluyen otros elementos simbólicos de la Virgen, también enmarcados en las espirales, como son el sol, la luna, cuatro estrellas y, presidiendo el centro del manto, el corazón traspasado por los siete puñales. De cada uno de estos siete elementos parten rayos que ocupan casi la totalidad de la superficie.

Este diseño confiere al manto una lectura teológica importante y que entronca con la filosofía de la propia Archicofradía de los Dolores de San Juan a la hora de diseñar sus enseres, donde los elementos elegidos siempre se atienen a un discurso teológico muy sólido.

El manto procesional ha sido realizado en el taller de bordado de Manuel Mendoza y Salvador Aguilar en terciopelo azul, con bordado en hilo de oro fino y unas dimensiones de 4,50 metros de ancho y 4,45 metros de largo.

La idea de realizar el manto para la Virgen de los Dolores de San Juan fue aprobada por los hermanos de la archicofradía en septiembre de 2013 y desde entonces ha estado trabajando una comisión, presidida por Rafael de las Peñas, que se ha encargado de llevar a término el proyecto.