El Viernes de Dolores se asemeja a un termómetro que mide las ganas que hay de Semana Santa. El de este año se puso en rojo, pues las calles se llenaron de cofrades y curiosos que no quisieron perderse lo que ya es una tradición: los traslados del viernes previo al Sábado de Pasión.

Salud

La hermandad trinitaria del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor y la Virgen de la Salud realizó ayer su traslado claustral con el sello de fervor y devoción que le caracteriza. Primero, a las 20.00 horas, los hermanos de la cofradía rezaron el rosario y media hora después comenzó el traslado. Varios hermanos con velas precedían al Señor, portado a hombros por varias personas, mientras se leían distintos textos bíblicos. La iglesia de San Pablo estaba completamente con las luces apagadas y, cuando el crucificado llegó hasta el trono, comenzó la entronización, ayudada por cuerdas que caen desde el coro de la parroquia. El trono, por cierto, estaba encendido para recibir al titular trinitario.

Dolores del Puente

Si hay una cofradía que haga del rigor y la contención sus señas de identidad esa es Dolores del Puente, que ayer, a las 20.30 horas de la tarde, realizó su tradicional traslado claustral del Cristo del Perdón. El Señor se encontraba en su túmulo, frente a su capilla, pero antes tuvo lugar la misa en honor a la festividad de los Dolores. Hermanos con luces iluminaron entonces el camino que discurre entre la antecapilla de la imagen al trono. Era portado a hombros por varios hermanos.

La entronización se produjo con la interpretación del Ofertorio a piano y violín, la misma pieza con la que entra y sale el Señor del Perdón cada Lunes Santo tras realizar su estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Una vez concluido el acto, se leyeron unas preces de despedida. La Virgen, por cierto, se encontraba en el altar mayor de Santo Domingo tras presidir la eucaristía que se le dedicó con motivo de su onomástica. Una vez más, cientos de personas se dieron cita en la iglesia perchelera para acompañar, con rezos y silencio, uno de los traslados claustrales de más bella factura.

Santa Cruz

En San Felipe Neri ayer se hizo silencio. Las velas del interior del templo iluminaron el rostro de la dolorosa de Santa Cruz, que en su traslado claustral volvió a demostrar que, a veces, menos es más. Antes del traslado del altar al trono de caoba, la hermandad quiso hacer un regalo a la cofradía de Salutación, que este año saca por primera vez a la Virgen del Patrocinio. Los hermanos del Jueves Santo han querido ser partícipes de la primera salida de la titular mariana de esta hermandad, a la que han donado una cruz pectoral de los talleres de Ramón León Hijo. Al término del traslado, donde sonó una capilla musical, la hermana de la cofradía Eva León cantó una saeta como broche final. Ya sólo restan cinco días para su estación de penitencia.

Mediadora

A las seis de la tarde en punto se abrieron las puertas de la iglesia de la Encarnación, saliendo de su interior el elegante cortejo del traslado de Mediadora, con una importante presencia de hermanos portando velas, que alcanzaban un centenar. Los dos titulares de la hermandad eran portados en andas muy sencillas. El Redentor del Mundo iba sin cruz, con las manos atadas al igual que la iconografía del Cautivo o Medinaceli. El silencio se hizo presente en la calle al paso de este cortejo, con el único acompañamiento musical de la Banda Sinfónica de la Trinidad tras las andas de la Virgen Mediadora. En el momento de la salida del Redentor interpretó Nuestro Padre Jesús y la marcha Inmaculada y Mediadora cuando salió la Virgen.

Monte Calvario

La vía dolorosa del Calvario toma especial relevancia en Cuaresma, cuando los hermanos de esta cofradía victoriana doblan sus esfuerzos para que la pequeña ermita del Calvario, el mirador de Málaga, se llene de fieles. Ayer, al término de la misa, Santa María del Monte Calvario fue trasladada al Santuario de la Victoria para su entronización. La bajada por la ladera del monte volvió a abarrotarse de malagueños que no quisieron perderse el rezo del Santo Rosario para acompañar a los hermanos de esta joven pero asentada hermandad, cuyo saber estar en la estación de penitencia del Viernes Santo trasladan a cada uno de sus actos. Desde hoy sábado la sagrada imagen podrá visitarse en el templo, cuyo trono estará en un lateral para acompañar a la Humildad, que sale mañana. El Yacente de la Paz y la Unidad aún permanecerá unos días en la ermita del Calvario, donde el Viernes Santo será expuesto en solemne besapié para ser trasladado hasta la Victoria sobre un túmulo y mientras suena el sonido de la campana del muñidor. No hace falta más.Dolores de San Juan

Con la única iluminación de las velas, la iglesia de San Juan se sumió en el recogimiento propio de esta archicofradía para la entronización del Cristo de la Redención, que en cierto modo transportó al público allí presente a épocas pasadas, entre olor a incienso y la penumbra rota por el movimiento de los pabilos encendidos.

Viñeros

Sobriedad, contención y elegancia. El traslado de Viñeros ha ido buscando un sentido más recogido desde que se trasladó al Viernes de Dolores. El recorrido es corto y sencillo, entrando por alguna calle del entorno de la casa hermandad, pero sin muchas vueltas. El cortejo, abierto con la cruz guía y dos faroles, incorporaba a varias parejas de hermanos con velas, que iluminaban el sencillo cortejo. Dos andas separadas servían para llevar al Nazareno y a la Virgen del Traspaso y Soledad. Ambos con una vestimenta sencilla. Túnica lisa para el Señor y vestido de hebrea con tonos negros para la Virgen. La Escolanía de San Estanislao aportó el acompañamiento musical.

Expiración

El traslado de la Archicofradía perchelera nos evoca recuerdos, casi en blanco y negro, de lo que supone una procesión que se perpetúa, pese al paso de los años, como el final del Viernes de Dolores. Tras la misa y el besamanos de la Virgen de los Dolores y el besapié del Cristo de la Expiración, el traslado comenzó al filo de las 10 de una noche primaveral en la que, una vez más, la plaza de Enrique Navarro se llenó de cofrades que no querían perderse la salida de esta Archicofradía. La Virgen lo hizo acompañada de su banda, que interpretó magistralmente el Himno de la Coronación antes de emprender su procesionar por las calles añejas del Perchel, limitando con la parroquia del Carmen. El Crucificado fue portado por guardias civiles y la Virgen Coronada por hermanos de la hermandad. Una vez este concluyó y, antes de entrar en la casa hermandad, se interpretó el Himno de la Guardia Civil entonado por los agentes, los hermanos y el público que, fiel a su cita, no quisieron perderse uno de los momentos más grandes de la antesala de la Semana Santa.

Santo Traslado

Otra vez la Trinidad reclamó para sí un ápice de protagonismo en la noche del Viernes de Dolores. La hermandad del Santo Traslado y la Soledad de San Pablo realizó su tradicional vía crucis desde la iglesia de San Pablo hasta la casa hermandad. Cuatro de las estaciones se leyeron en el interior de la parroquia y el resto se leyó de camino a la sede de la hermandad nazarena. El Cristo fue portado por los lectores de las estaciones, mientras que la Virgen de la Soledad de San Pablo realizó el itinerario en unas pequeñas andas. Los miembros de la Junta de Gobierno acompañaron en el cortejo con velas. Especial intensidad adquirió el pequeño desfile en la calle Trinidad, donde muchas personas rezaron a ambas imágenes. Un sello de sobriedad y buen hacer cofrade.