­Dice el refrán que «tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión». Sin embargo, en Málaga esta celebración se lleva a cabo en domingo y, pese a que el sol brilló ayer, la fiesta no lo hizo tanto como se podría esperar.

La procesión del Corpus se echó a la calle con puntualidad inglesa, a las 18.30, si bien el cortejo tardó casi 45 minutos en salir. Una vez más fueron las cofradías las que dieron forma a un evento que cada vez está más desangelado, por muchas ganas que le pongan las hermandades de pasión y las de gloria. Abría el cortejo la Policía Local montada a caballo, seguida de la banda de Bomberos. Tras ellos, representaciones de la mayoría de hermandades de glorias y cofradías, las más nutridas, con varias parejas de velas dando entidad a la procesión, como las de Nueva Esperanza, la Mediadora, la Misericordia, Calvario, Esperanza, Pasión, Sentencia y Expiración. Tras ellos, la banda municipal y un nutrido número de seminaristas, sacerdotes y canónigos acompañando a la Sagrada Forma. La carroza estrenaba en sus esquinas los arcángeles de Salesianos y un exorno floral muy cuidado con rosas y uvas. Inmediatamente tras esta, el Obispo bajo el tintinábulo basilical.

En Málaga el Corpus parece no terminar de calar, y eso se nota en la procesión, donde la cifra de participantes era casi del mismo número que de público.Sin duda alguna la cita de 2017 pasará a la historia por suponer un antes y un después en esta celebración cristiana que deja en evidencia la necesidad de un cambio. Si bien Málaga no es una de las ciudades que más se vuelque con esta efeméride, la disposición de ayer hacía recordar e -inevitablemente-comparar, lo que fue y ya no es, basta con mirar fotos en blanco y negro y comparar que el color de hoy solo queda para las fotos. A modo de ejemplo, este año sólo se han montado tres altares, uno de ellos el de la Agrupación de Cofradías, que además ha cambiado su ubicación y se ha decantado por el espacio natural de los jardines del Sagrario obviando la plaza de la Constitución, que cuando acogió el paso de la Sagrada Forma estaba vacía.

La calle Molina Lario, primorosamente adornada, el acierto de la cita, acogía el altar de la Cena, que después hizo el traslado del Señor hasta los Mártires. Los otros dos altares, el de la Agrupación de Hermandades de Gloria, con el simpecado de la hermandad del Rocío de la Caleta en la Plaza de Spínola y el de Humildad y Paciencia a la mediación de calle Larios. Por faltar lo hicieron hasta los seises, que no se perdieron la cita de la mañana.

Aunque hay quien va más allá y pide la festividad del jueves, lo que sí es cierto es que Málaga necesita dar un giro a la festividad del Corpus, con necesidad de atraer a más público y participantes. Hay quien cree que la procesión debería celebrarse al término de la misa estacional, por la mañana, y quien piensa que el Obispado debería dejarse asesorar.