La historia del privilegio concedido a la cofradía de El Rico entronca con la propia historia de Málaga y de España, siendo la primera gracia concedida a una cofradía en este sentido y mediante a una orden real de Carlos III, en el año 1759.

Jesús El Rico tiene el privilegio, otorgado por el Rey Carlos III, de poner en libertad a un penado, incluso condenado por delito de sangre, durante su desfile procesional en la noche del Miércoles Santo, aunque originalmente se especificaba que era el Jueves Santo. El acto se realizaba en la plaza de las Cuatro Calles, que hoy se conoce como Plaza de la Constitución y que a mediados del siglo XVIII acogía a la prisión. En los últimos años se vino realizando frente al Palacio de la Aduana, cuando éste era sede de la Subdelegación, y ahora en la plaza del Obispo.

El origen de esta orden real concediendo el privilegio de la libertad a esta hermandad, tiene su origen en un hecho que llegó a los oídos del Rey Carlos III y que le motivó a conceder el privilegio. En un momento en que la ciudad estaba asolada por la epidemia de la peste. Ese año los reclusos de la prisión de Málaga propusieron sacar en procesión la imagen del Nazareno que se veneraba en un convento cercano, creyendo que con este gesto recibirían la protección divina sobre la ciudad aliviando sus penurias, enfermedades y carencias.

La petición de los presos no fue aprobada pero, a pesar de la negativa de las autoridades, se amotinaron, salieron a la calle sin quitarse las cadenas, se apoderaron de la imagen de Jesús El Rico que se encontraba en su capilla y la llevaron por los lugares más afectados por la epidemia de la capital. Tras la procesión, los reos devolvieron la imagen de Jesús El Rico a su iglesia y la enfermedad se acabó repentinamente, según la leyenda.

Cuando el rey Carlos III conoció lo ocurrido determinó conceder a la cofradía el privilegio de liberar a un preso y así se ha mantenido hasta la actualidad.