Ya ha vuelto. Han sido cuatro meses largos, pero Jesús Cautivo ya está en su templo, la parroquia de San Pablo, en el corazón de la Trinidad, tras haber sido objeto de una compleja restauración en el taller del doctor en Bellas Artes Juan Manuel Miñarro, en Sevilla. En su vuelta, el Señor de Málaga volvió a seducir a miles de devotos, que acudieron a la misa que tuvo lugar a las 12.00 horas en la iglesia, presidida por el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Antonio Coronado, y luego en el besamano extraordinario que comenzó a las cuatro de la tarde y acabó ya por la noche.

La misa fue multitudinaria y se concibió como una solemne función religiosa para dar gracias por los favores recibidos durante el proceso de restauración, explicó la cofradía. Ya por la tarde, Jesús Cautivo estuvo expuesto en piadoso besamano en su capilla con el fin de propiciar la cercanía con sus devotos. Alrededor de San Pablo se formaron largas colas de fieles que estaban ávidos del Señor de Málaga y querían darle la bienvenida como se merece. Otra vez se vivieron escenas de honda emoción en el reencuentro. Sólo hubo que interrumpir el culto para la misa de siete de la tarde, pero luego el mismo siguió hasta por la noche. El Señor de Málaga recibió muchas ofrendas florales.

Además, esta misma semana fue expuesto en las salas de Ars Málaga entre el 9 y el 11 de octubre y su restaurador ofreció una conferencia el día 7 en el Museo Picasso para explicar en qué consistió su trabajo con la imagen de Martín Simón. Durante su exposición en Ars Málaga, miles de personas han acudido a verlo después de varios meses en los que no han podido tenerlo cerca, lo que para muchos ha sido un verdadero calvario.

El Cautivo fue retirado del culto el pasado 26 de mayo tras un besapié extraordinario y una misa de campaña en la plaza de San Pablo.

El 28 de mayo llegó a Sevilla para ser sometido a una restauración que ha permitido resolver los problemas estructurales de la imagen, al suprimirse dos gruesas barras metálicas que desde 1981 servían de sustento de la imagen en su peana, y que fueron provocando, prácticamente desde el principio, pequeñas grietas en tibias y tobillos producidas por las vibraciones que se registran en cada procesión y las tensiones contrapuestas que ejercían estas barras roscadas en las piernas, y que cada vez eran más evidentes y profundas. La restauración del prestigioso imaginero sevillano se ha ceñido al aspecto estructural de Jesús Cautivo, un trabajo necesario para devolver al Señor todo su esplendor.