Primer día de la Cuaresma: Hago zapping y doy con un programa de Semana Santa. En ese momento informan sobre la presentación del cartel de la cofradía X. En la foto institucional, entre el artista y el hermano mayor, aparece un miembro de un partido político. Segundo día de la Cuaresma: Ojeo la prensa. Suplemento cuaresmal. Foto de la presentación de la túnica del Cristo Y. ¡Anda! Si es el mismo señor que vi ayer. ¡Qué implicación! Día 3 de la Cuaresma: Reviso Twitter. Pregón de la hermandad Z. ¡Cáspita! No puede ser. Otra vez el mismo caballero en la foto. ¿Pero esto qué es?

Vivimos en tiempos de exhibicionismo y apariencias. Lo que no está en las redes sociales, no existe. Soy partidario de que las cofradías y los cofrades se adapten a los nuevos tiempos y muestren en internet sus actividades y obras, pero todo tiene un límite. La presencia en las redes no debe confundirse con el bombardeo y el martillo pilón. Que una agrupación municipal arrope a las hermandades y se esfuerce por conocerlas es algo positivo, pero una cosa es interesarse, escuchar a los cofrades en primera persona y respaldarles en sus actos de manera natural y otra es organizar a los miembros del partido para que entre todos no se escape ni la presentación del arco de campana de las andas de traslado del grupo parroquial del barrio de Teatinos, con su respectiva foto y mensaje de apoyo con hashtags mencionando a la banda que ha tocado en la iglesia y al saetero que ha cerrado el acto. No es necesario llegar a ese extremo. O por lo menos, no aporta anunciar a bombo y platillo todos y cada uno de los encuentros entre miembros de junta de gobierno y mandatarios. Lo de Ciudadanos raya el ridículo. Si buscas en el buscador de Twitter los conceptos ´@csmalaga´ y ´#CofradiasMLG´ aparecen 40 tuits con fotos institucionales en eventos cofrades. ¡Más de un mensaje por día! ¿Es necesario este despliegue? ¿Estamos ante actos de cercanía o pseudocampañas electorales encubiertas?¿Son culpables los políticos, o los encargados de las hermandades? Y eso que voy a ser benévolo y no profundizaré sobre las escenas de Juan Cassá, martillo en mano y su afán por superar al alcalde en su particular duelo de toques de campanas...

Entiendo que la misión de nuestros representantes es bajar a la calle y conocer de primera mano las realidades de Málaga, pero, desde mi punto de vista, la aparición de políticos en las agendas de las corporaciones religiosas deberían limitarse a citas de especial relevancia. Cada cofradía es soberana, pero en nuestra Semana Santa contamos con varios ejemplos de hermandades que organizan sus actos y sacan sus procesiones a la calle sin necesidad de concejales ni de prestar martillos a autoridades. Algunas, me consta, optan por cederle este privilegio a hermanos a modo de homenaje y reconocimiento por su labor callada en pro de la corporación. Algo lleno de sentido y mucho más auténtico. Estas cofradías, son, a mi modo de ver, el ejemplo a seguir. Mesura señores cofrades y políticos, ciudadanos todos.