Sillas plegables. De colorines, de todos los colores que se le ocurran. Pequeñas o medianas. Y usted las puede usar para sentarse donde quiera. ¿Que estoy cansado? Pues la abro en media calle y santas pascuas. Esas sillas de las que hablo se han puesto de moda esta Semana Santa de 2018 y todo el mundo las usa, oigan. Va uno por el Pasillo de Santa Isabel porque ha de pasar al otro lado del río para hacer la crónica de una cofradía y, ¡oh, sorpresa!, hay una familia entera, madre, padre, hijo, hija y abuela, sentada sobre las sillas, que reposan peligrosamente en el bordillo. Ni el Circo del Sol. Si va uno por Compañía o Calderería, lo mismo: un frente entero de amigos con sus sillitas plegables recién abiertas y lo de pasar a otro lado, para otro día. Qué daño están haciendo estas sillas, aunque claro podría, si ya no dejan poner sillones, ni sillas de playa ni sofás y otros objetos para sentarse en la calle, y cuando digo calle hablo de Carretería y Tejón y Rodríguez (donde hay un socavón por el que cualquier día volverá a la tierra el Diablo), pues lo normal es que la gente se busque la vida y se compre su propias sillitas de colores, plegables, super útiles para descansar, pero que lo son poco si hay una emergencia o una avalancha o algo así, que a veces ocurre, por cierto, como ya pasó en la madrugada del Lunes Santo pasado cuando el Cautivo pasaba por la calle Carretería. Luego está la modalidad de impedir el paso cruzando el carrito el niño en plena calle, que está muy bien que algunos vayan a las procesiones con sus hijos de meses y que, teniendo esa edad, los metan en auténticas bullas, total, la buña es más malagueña que el bar Oña; pero si el niño ya reposa en los brazos de un padre o una madre, que ven embelesados las procesiones, pues por la parte de atrás se deja el carrito cruzado y por ahí no pasa ni Dios. Lo mismo ocurre con esos obstáculos que hay en la avenida de Andalucía, en color rojo y blanco, que ordenan el tráfico por las obras del metro. A nadie se le ha ocurrido quitarlos en Semana Santa, cuando hay miles de personas en las calles. Ayer pudo haber pasado algo en la avenida Andalucía. Pero no pasó. Si llueve, ¿pa qué queremos un decreto de sequía?

Las estrellas son los legionarios. Los legionarios, les guste a los amigos de lo políticamente correcto o no, son idolatrados por algunos niños. Ayer, tres soldados que no iban en la procesión fueron parados varias veces en una calle por los niños para que sus padres inmortalizaran el momento.