La Magna Procesión de la Victoria no lo tuvo fácil. Las calles se llenaron, aunque de forma tardía, pero se llenaron. Tuvo que competir con la final de la Champions, presente en todo el recorrido por las televisiones de los bares y las radios de muchos viandantes. Algún que otro gol se escuchó en la plaza del Obispo durante el acto que se celebraba allí. También tuvo que superar la celebración de multitud de despedidas de solteras, algunas de las cuales se encontraron en medio de las procesiones con cara de no saber qué hacer.

Fue destacable el esfuerzo de los hermanos del Rocío, que organizaron distintos momentos a la Virgen, con dos saetas de Manuel Cuevas, una sevillana de Fali de las Peñas interpretada por Luz Mari, varias petaladas espectaculares y romero en el Altozano para alfombrar el paso del trono de la Virgen.

Los otros detalles

La entrada en el recorrido oficial de María Auxiliadora no fue fácil, ya que llegó con mucho retraso a Fernán González y al final entró entre Zamarrilla y Trinidad, teniendo que adelantar a la primera después.

Espectacular saetas interpretadas por Manuel Cuevas para la Virgen del Rocío, la primera en la Tribuna de los Pobres y luego en la plaza de Jerónimo Cuervo. Sin micrófono y con una potencia espectacular.

La Virgen del Carmen llamó la atención con una estética diferente, ya que procesionó por primera vez bajo palio, con el trono de la Reina de los Cielos y un manto largo, cedido por la Virgen de la Victoria de Archidona.

Bajo el sol. Así se vieron los tronos de la Virgen de la Esperanza y la Virgen de los Dolores Coronada. Una imagen distinta de dos tronos que siempre salen con la noche muy avanzada.