Este fin de semana ocurría un hecho histórico. Y no será recordado ni por los vecinos del barrio, que dentro de algunos meses ya no hablarán de este peculiar establecimiento que lleva conviviendo con ellos 27 años. Ayer cerraba sus puertas Intim Shop, un establecimiento de artículos eróticos y cabinas para adultos situado en la plaza de Bailén, a pocos metros de un malogrado busto de la actriz española Rosario Pino que preside el entorno. Esto carecería de absoluto interés si no fuese porque cierra el primer Sex-Shop que abrió en Andalucía.

Allá por el año 1983, una joven rubia de origen suizo llamada Gloria trajo a la Costa del Sol unas cuantas maletas llenas de consoladores, artículos de relax y un montón de películas pornográficas. Para no tener problemas legales en nuestro país, ella actuó con absoluta naturalidad declarando en la Aduana todos los productos que importaba y pagando por ellos los aranceles necesarios. Al tener esta situación normalizada ya nada le impedía poder vender su mercancía en nuestro país y decidió acertadamente asentarse en Málaga, en el mismísimo barrio de la Trinidad. Sabía de antemano que su negocio no funcionaría si decidía montarlo en una ciudad con menos de 400.000 habitantes; nuestra ciudad en los ochenta era una de las más grandes del país y con un espíritu bastante abierto.

Aunque los comienzos fueron bastante difíciles (tardó algún tiempo en conseguir la licencia porque el local incorporaba cabinas de proyección, algo que no se sabía muy bien para qué servía y no se entendía que se utilizase sin chicas o chicos de por medio) pronto consiguió prosperar y hacer del negocio algo rentable. Todos estos años ha permanecido abierto y su dueña cree que ha llegado el momento de tomarse un merecido descanso. Asegura que ni la crisis actual ni la llegada de internet han supuesto merma en el negocio, pero que cierra porque quiere dedicarse a disfrutar de la vida y a recorrer mundo. Ese mismo espíritu aventurero que la hizo montar este arriesgado negocio en los ochenta, la hace ahora emprender otras miras.

Aprovechando nuestra visita, mi amiga, la bailarina y filóloga Olalla Moya y yo no pudimos resistirnos a la tentación de adquirir más de un sugerente kit de juegos, alguna película de época y una entrañable fusta, todo con una oferta de más de la mitad de su precio en el mercado. Liquidación total de género y bastante movimiento. Y nosotros, tan contentos. Y sin parar de reír cuando Gloria nos cuenta la anécdota de una pareja suiza que había adquirido un set de sadomaso en su tienda y se disponía a volver a su país, cuando, la policía, alertada los detiene en el Aeropuerto. La chica había guardado todo el material en su bolsa de mano y tardaron horas en explicar a las autoridades que las esposas, las porras, las fustas y la bola para la boca no eran artefactos para intimidar a la tripulación del avión, sino simples objetos para la fantasía y el deseo.

Cierra el primer sex-shop de Andalucía y con él se van las experiencias de infinidad de clientes que han pasado por este sugerente lugar que, a día de hoy, algunos todavía abandonan con la peli escondida entre el pantalón y la chaqueta.

Travesía del desierto. Con un calor que se partían las piedras, el pasado viernes se inauguraba en la Galería Alfredo Viñas la exposición de la fotógrafa madrileña Mónica Sánchez-Robles. Siempre a caballo entre Francia y España, esta genial artista nos trae a Málaga una serie de fotografías que, bajo el título de Un paseo por el desierto, nos evocan paisajes muy cercanos y a la vez sorprendentes, en un diálogo entre la fotografía y la pintura que queda patente en toda la exposición. Impresas en un insólito papel de algodón, las fotografías de Mónica consiguieron seducirme sobremanera, al igual que ella, que lucía un elegante vestido blanco y portaba una refinada sonrisa que no dejó a nadie indiferente en toda la velada. A pesar del poco público asistente (ya sabemos que en verano los malagueños y la cultura no tienen nada que ver) pasamos un rato agradable charlando con el indispensable y polifacético Juanjo Fuentes, la divina Marta del Corral o el dueto Lumbreras-Garnelo, entre otros. Esta exposición, que cierra la temporada, permanecerá todo el verano hasta septiembre. Y hablando de desierto, travesía del desierto es la que están pasando los galeristas de la ciudad, a los que la crisis les está pasando factura. Y es que es difícil vender arte tal y como está el patio. Aún así, Alfredo Viñas cierra el año con bastante éxito y con una temporada brillante por la que hemos visto desfilar a los artistas Abraham Lacalle, Patricio Cabrera, Javier Martín, Jesús Zurita y Juan del Junco.

Diseño y amor. Esta semana nos dejaba Carmen Muriel. Entrañable, divertida y muy conocida en el mundillo, Carmen montó también en los ochenta uno de los mejores comercios de decoración y diseño de la ciudad. Enclavada en la plaza de Uncibay, donde hoy se asienta una marisquería, Muriel, que así se llamaba su tienda, era lugar de peregrinación de modernos, estetas, arquitectos de interiores y todo aquel que tuviese algo de buen gusto. Piezas únicas, muebles con diseño y objetos de arte hacían de este espacio un lugar único. Desde entonces Málaga anda huérfana de comercios con clase y elegancia, lejos de repetidas y cansinas franquicias. Al cementerio no pararon de llegar personalidades del mundo de la cultura y la política, pero, sobre todo, se acercaron amigos que querían despedirse de una de las personas más divertidas y geniales que ha dado esta ciudad. Nos consuela saber que en sus dos hijas tenemos su mejor herencia.