El Senado argentino aprobó hoy por un apretado margen el proyecto de ley que reconoce el matrimonio homosexual tras un tenso debate parlamentario que se prolongó durante cerca de 15 horas. La iniciativa, impulsada por el oficialismo, fue aprobada por 33 votos frente a 27 votos en contra y 3 abstenciones. Argentina se convierte en el primer país de Latinoamérica que permite que se celebren bodas entre personas del mismo sexo en todo su territorio. Durante los debates en comisiones se expuso el caso español, que Argentina tomó como modelo.

La nueva ley, aprobada con 33 votos a favor y 27 en contra, además de tres abstenciones, estuvo precedida de una tensa polémica que caló en la sociedad argentina y que enfrentó al Gobierno de Cristina Fernández, partidario de las bodas gay, con la oposición, que pide que se limite el reconocimiento legal a la unión civil, y la Iglesia católica. Durante los debates en comisiones se expuso el caso español, que Argentina tomó como modelo.

Hasta el momento, sólo cuatro ciudades argentinas reconocían la unión civil entre parejas del mismo sexo, aunque desde diciembre se han celebrado 9 matrimonios homosexuales gracias a habilitaciones judiciales, aunque algunos fueron posteriormente anulados. El primer antecedente a la norma debatida en el Senado fue la Ley de Unión Civil de la ciudad de Buenos Aires, promulgada en 2002. Supuso el primer reconocimiento de las parejas homosexuales en Latinoamérica, aunque no satisfizo las reivindicaciones de la comunidad gay por considerar que esta figura jurídica no es equiparable al matrimonio.

Ante la insistencia de los homosexuales, la Cámara de Diputados argentina comenzó a debatir por primera vez en octubre de 2009, en un plenario de las comisiones de Legislación General y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, dos proyectos de ley que buscaban modificar el Código Civil para que parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio en el país.

En el contexto americano, Argentina se une a Canadá en la avanzadilla de países que reconocen los derechos civiles de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT), en un continente más reacio que Europa a la hora de conceder libertades sociales a estos colectivos.

Mientras que las parejas de gays y lesbianas ya pueden casarse en el territorio íntegro de países como Holanda, España, Bélgica, Sudáfrica, Noruega, Suecia y Portugal, en América, sólo las legislaciones de Canadá y Argentina ofrecen esta posibilidad.

Hacia la equiparación de garantías civiles entre heterosexuales y homosexuales caminan Uruguay y Chile, donde el Gobierno de Sebastián Piñera prepara un proyecto que daría cabida a todo tipo de parejas, con el fin de regular asuntos patrimoniales, de sanidad y de pensiones.

En la mayoría de los países de Centroamérica y el Caribe se concibe el matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer y no existen iniciativas legales ni sociales para equiparar derechos entre personas de todas las tendencias sexuales.