En España se la conoce como la primera novia de Don Juan Carlos. Podría haber sido nuestra Reina…

Salíamos juntos, era mi novio de juventud, un noviete. Fue cuando en Portugal nos encontramos todas las familias reales exiliadas. Así nos conocimos, era muy simpático. En aquella época no había mucho que hacer, sólo navegar, montar a caballo... Yo no tenía ningunas ganas de casarme, ni vocación para ser reina. También el Sha de Irán me pidió en matrimonio y tampoco acepté. Afortunadamente.

¿Recuerda su salida hacia el exilio?

Sí, muy bien. Era el año 1946 y salimos de Italia a bordo de un barco de guerra lleno de cucarachas, pero para nosotros, siendo niños, significaba el descubrimiento del mundo, era muy divertido. Fue después de un referéndum nada claro que dio la victoria a los republicanos. El Rey no quiso enfrentar a los italianos en una guerra civil y decidió partir.

¿Sabían o intuían que abandonaban el trono para siempre?

Se sentía mucha tensión. Tuvimos que embarcar en Nápoles, de noche, para evitar una manifestación. Afortunadamente Portugal nos recibió muy bien. Mi padre se quedó allí casi hasta su muerte.

¿De qué le ha servido ser hija de rey?

Nuestra familia, los Saboya, tiene más de mil años de historia. Reunificaron Italia como Reyes en el siglo XIX. Mi padre, durante su exilio de más de tres décadas sufrió mucho. Se fue de Italia con 46 años queriendo mucho a su país. Sentía mucha nostalgia. Quizás por eso coleccionó muchos grabados, libros, cuadros de historia...

Y cuándo murió...

Todo se dividió en cuatro partes. Compré la que me correspondía a una de mis hermanas, así que ahora tengo unos diez mil grabados, lo mismo en libros y otros objetos muy curiosos. Tengo una fundación, hago exposiciones y conferencias. De hecho, me encantaría hacer una muestra en España con los trajes de mi madre.

Retrata un mundo que ya no existe…

Si, todo ha cambiado. La única que mantiene estos usos es la Reina de Inglaterra. Mi madre era hija del Rey Alberto I de Bélgica y de Elisabeth de Baviera, sobrina de la Emperatriz Sisi. Mujeres todas fantásticas y con muchas inquietudes. Era una mujer independiente contraria al fascismo, vio el desastre, trató de ayudar pero no la dejaron.

¿Qué lograron salvar?

Poco. Las joyas están en Italia y no entiendo como no están expuestas. Parece que hay cierto miedo. Intento comprar todo lo que se vende de nuestra familia. Ocurrió algo divertido. Intentaba pujar por un cuadro de Carlos Manuel I de Saboya, que se casó con la hija de Felipe II de España, de niño. Una maravilla que deseaba pero que no pude comprar porque el precio se disparó. A los diez días recibo una carta de Ben Jakober con la foto del cuadro pidiendo noticias sobre el autor. Fue un shock. Así voy...

¿Qué piensa de la Monarquía hoy?

Creo que las monarquías van a desparecer tarde o temprano. El Rey Juan Carlos lo ha hecho muy bien, y no digamos la reina Sofía. Ser reina es un trabajo muy duro y hay que tener vocación de servicio. Los príncipes que no sirven deben renunciar a su puesto y dar paso a los que están dispuestos a sacrificarse por esta institución.

¿Por eso es partidaria del Duque de Aosta, su primo, y no de su hermano y heredero de su padre, el Rey Humberto II?

Mi hermano hizo mal algunas cosas en su vida y no es un buen representante de la dinastía. Debería ser como en Alemania. La gente respeta a los Jefes de Familia pero cuando uno se porta mal le echan rápido a favor del primo o del hermano pequeño.

¿Qué le parece Doña Letizia?

La he visto sólo una vez y fue el día de su boda. Me parece inteligente. Tiene un papel difícil. Por eso yo nunca quise casarme con un rey. No compensa.

¿Y Berlusconi?

La gente lo adora. Quizás porque hace reír, aunque no sé si es útil para Italia.